Friday, December 11, 2020


 EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 13) La gran batalla celestial 

La segunda parte del capítulo doce de Apocalipsis nos ilustra la gran batalla en el cielo entre Miguel y sus ángeles y el dragón y sus ángeles, 

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón y sus ángeles; y luchaban el dragón y sus ángeles pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:7-11)


Aquí podemos ver lo que estaba ocurriendo en el plano espiritual, mientras nuestro Señor Jesucristo entregaba su vida sobre la cruz del Calvario. Hubo algunas manifestaciones físicas de esta gran batalla, como las tinieblas que cubrieron la tierra mientras Jesús agonizaba,

“Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.” (Lucas 23:44-46)


Era la batalla por la autoridad legal sobre el mundo y los seres humanos; Satanás tenía la potestad de esclavizar a la raza humana bajo “el imperio de la muerte”, porque por engaño había arrebatado a la primera pareja la comunión y el favor de Dios, 

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.” (Hebreos 2:14,15)


El enemigo tenía acceso para entrar al cielo y acusarnos ante el Padre, como hizo en tiempos de Job, por cuanto no había una autoridad legal que se lo impidiera, 

“Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella...” (Job 1:6-12)


“Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová…” (Job 2:1-7)


El sacrificio de Jesús hizo posible la derrota de Satanás y su autoridad sobre los seres humanos. Esta caída había sido anunciada por el Señor un poco antes de su crucifixión,       

“Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará...” (Lucas 10:17-19)

 

“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12:31,32)


Podemos identificar el momento de este suceso por la gran voz que se oyó en el cielo que daba por efectuada la redención de la humanidad, 

“Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo...” (Apocalipsis 12:10)


La redención completada por nuestro Señor Jesucristo trae consigo la caída de Satanás de las esferas celestiales y su imposibilidad de volver a entrar. Esta realidad la notamos en el plano físico con el gran terremoto que ocurrió seguido a la muerte del Señor. Las piedras se rompieron y los sepulcros de algunos creyentes fueron abiertos y éstos resucitaron, presentándose a sus familiares como muestra de que Jesucristo había vencido a la muerte y sacado a luz la vida, 

“... la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.” (Mateo 27:51-53)    

 

“... nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio…”  (2 Timoteo 1:10,11)


Fue anulada el acta de los decretos que había en contra nuestra ante el trono del Padre; los principados y potestades infernales fueron despojados de su poder; ya no tienen autoridad para esclavizar a las personas que ponen su fe en el Hijo de Dios,

“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” (Colosenses 2:13-15)


El texto nos deja ver que Satanás ha sido siempre nuestro acusador. Nos indisponía ante el Padre, haciendo resaltar nuestras faltas, provocando el juicio de Dios sobre nosotros. Luego del sacrificio propiciatorio del Señor, ya el enemigo no tiene base legal para acusarnos, porque la justicia perfecta de Jesús se nos atribuye, como parte de nuestra relación personal con Él,      

“...ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” (Apocalipsis 12:10)


“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8:33,34)


La caída de Satanás y sus ángeles también les anuncia que sus días están contados; que le queda poco tiempo, 

“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” (Apocalipsis 12:12)


Esto lo llena de gran ira y sale con desesperación para realizar todo el daño que pueda hacer en el tiempo que le resta. Su punto principal de ataque es la nación de Israel, recipiente original de la verdad divina y el resto de la descendencia de ella o la Iglesia del Señor, portadora del mensaje del evangelio,     

“Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” (Apocalipsis 12:13-17) 


La iglesia del Señor en este tiempo ha sido investida con el poder de lo alto para hacer frente a todo embate del enemigo; somos el único agente que le pone freno a la maldad sobre el mundo mediante el poder del Espíritu Santo,

“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida…” (2 Tesalonicenses 2:7,8) 


El poder del Espíritu Santo, operando a través de la Iglesia, provoca que las fortalezas del enemigo sean destruidas, los falsos argumentos de las tinieblas, que indisponen a las personas y las alejan de la fe en el verdadero Dios sean derribados y proclamamos con denuedo el mensaje del evangelio, el cual atrae la atención de las personas a las verdades divinas, 

“... porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…” (2 Corintios 10:4,5) 


No es una lucha que ganamos por las fuerzas humanas; se nos muestra la fórmula para la victoria: La fe en el sacrificio redentor de Jesucristo, la obediencia a la palabra de Dios y la negación a nuestras propias pasiones pecaminosas,

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:11)   


Es importante recalcar que durante el período de la tribulación  el poder del Espíritu Santo no estará operando colectivamente como ahora, a través de la Iglesia, porque habrá concluido el año de la buena voluntad de Jehová y será tiempo de ira. Las personas que se salvarán serán perseguidas y decapitadas por causa de su fe en Jesús. La unción de los mártires estará sobre ellos para ayudarles. 


CONTINUARÁ …  


Sunday, December 6, 2020


EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 12) La señal de la mujer vestida del sol 

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.” (Apocalipsis 12:1,2)

En este capítulo se abre un paréntesis en la secuencia de los eventos, y de manera resumida y retrospectiva, se presenta la causa principal del ataque de Satanás contra el pueblo escogido, con el cual Dios estará realizando su plan en ese tiempo.

El capítulo anterior terminó mostrándonos la entrada de la plenitud de los gentiles (Romanos 11:25) y el arca del pacto que se dejó ver desde el cielo, lo cual nos lleva a la revelación del trato divino con la nación recipiente de la verdad divina, Israel. Se le representa vestida del sol, simbolizando el nacimiento de su salvación a través del Nuevo Pacto en Cristo,

“Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.” (Isaías 60:2) 

La luna debajo de sus pies nos habla de los antiguos rituales de la ley mosaica bajo los cuales vivió en su juventud como nación, pero eran solo sombra de las verdades eternas de Cristo. Así como la luna no produce luz propia, sino que refleja la luz que recibe del sol, la ley mosaica era un reflejo de los bienes que había de traer nuestro Señor Jesucristo por medio de su sacrificio expiatorio,

“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.” (Hebreos 10:1)

Sobre su cabeza una corona de doce estrellas; el doce es un número jurídico, tiene que ver con la administración de la justicia divina en la tierra; representa el gobierno terrenal de Jesucristo, del cual Israel forma el centro y la esfera inmediata. Israel estaba segmentada en doce tribus, prefigurando el reinado eterno de Dios sobre el mundo. La iglesia también reinará con Cristo, pero será desde una perspectiva celestial.

Se nos dice que estaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento porque estaba por dar a luz al “Hijo varón que regirá con vara de hierro a las naciones”. No debe ser muy difícil reconocer la identidad de este hijo varón, por las siguientes descripciones:

1. Satanás intentó impedir su nacimiento, 

“... Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.” (Apocalipsis 12:4)

Sabemos que cuando los magos del oriente llegaron a Jerusalén preguntando sobre el nacimiento del rey de los judíos, ya que habían visto la señal de la estrella en el oriente y la siguieron para adorarle, el rey Herodes se turbó, al igual que toda Jerusalén. Luego convocó a los principales sacerdotes y escribas para averiguar más detalladamente sobre las profecías concernientes al nacimiento de Cristo, luego indagó de los magos el tiempo de la aparición de la estrella y de acuerdo a sus cálculos infirió que no debía tener más de dos años de edad, por lo que preparó un plan para que los magos encontraran el lugar exacto donde se encontraba, con la excusa de que él también quería adorarlo. El objetivo era matar a Jesús, por considerarlo una amenaza para su dinastía. Sin embargo, después que los magos encontraron al niño Jesús y le ofrecieron sus presentes, Dios les ordenó por revelación en sueño que regresaran por otro lado. Esto llenó de gran ira al rey Herodes y de acuerdo a sus cálculos mandó a matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Dios había hecho provisión para su Hijo mediante su ángel, quien le mostró en sueños a José que tomara al niño y huyera a la tierra de Egipto, lugar donde permaneció hasta la muerte de Herodes. (Mateo capítulo 2)

2. Se aclara que este hijo varón es el escogido de Dios para regir las naciones con vara de hierro,

“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.” (Salmo 2:7-9)

“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.” (Apocalipsis 19:15)

3. El hijo varón fue arrebatado para Dios y para su trono- Después de haber consumado su misión redentora en la tierra, nuestro Señor Jesucristo se levantó de entre los muertos y estuvo durante cuarenta días dando las instrucciones finales a sus discípulos, para luego ser levantado a la vista de ellos, 

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿porqué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”(Hechos 1:9-11)

Evidentemente, estos tres detalles con que se describe al hijo varón señalan hacia una sola persona: Jesucristo, el Hijo del Dios viviente. A nadie más se le pueden aplicar estas declaraciones.

4. También se presenta a Satanás bajo la figura de un gran dragón escarlata, 

“También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra...” (Apocalipsis 12:3,4) 

El gran dragón escarlata es el autor e instigador de los ataques contra el pueblo de Dios. En este pasaje se usa por primera vez el símbolo del dragón para describir a Satanás. Dentro de la historia nacional de Israel se utilizó este nombre mitológico para algunas personas que atacaron con crueldad y violencia al pueblo de Dios, como por ejemplo a Faraón, rey de Egipto a quien Dios llamó “el gran dragón que yace en medio de sus ríos”, por su crueldad, arrogancia y orgullosa pretensión de ser independiente a Dios, 

“Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice.” (Ezequiel 29:3)

En la figura del dragón escarlata se describe a Satanás como el adversario homicida, sanguinario y cruel; enemigo de la causa de Dios. En su rebelión, arrastró consigo la tercera parte de los ángeles de Dios, persuadiéndoles para rebelarse contra el soberano Creador. Las siete cabezas y diez cuernos nos indican que es la mente maestra en la elaboración del misterio de la iniquidad o nuevo orden mundial. Notemos que es la misma descripción que se da al imperio de la bestia,

“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo…  y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Apocalipsis 13:1,4) 

Luego se indica que la mujer tuvo que huir al desierto donde es sustentada por mil doscientos sesenta días (Apocalipsis 12:6). Esta es una profecia de doble referencia, ya que señala la huída que tuvieron que hacer José y María hacia Egipto para salvar al niño Jesús del edicto de muerte que habia ordenado Herodes,

“Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.” (Mateo 2:13-15)  

Sin embargo, tambien hace referencia a los israelitas que se vuelvan a Dios en la segunda mitad de la septuagésima semana, tendrán que huir de la ira del anticristo hacia el desierto, pero en dirección a Cisjordania, 

“... se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.” (Apocalipsis 12:14) 

Es curioso notar que el tiempo que María estuvo en Egipto hasta la muerte de Herodes fueron 1,260 días o tres años y medio, el mismo tiempo que el remanente creyente de Israel tendrá que refugiarse en el desierto a causa de la abominación desoladora. 

CONTINUARÁ ...    


Monday, November 16, 2020









EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 11) El sonido de la séptima trompeta

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.” (Apocalipsis 11:15)

El anuncio del séptimo ángel tiene lugar después de la resurrección de los dos testigos, su traslado al cielo y el gran terremoto que destruirá la décima parte de la ciudad de Jerusalén. 

Esta séptima trompeta hace posible la aplicación de los juicios relacionados con el tercer ay; anuncia el inminente regreso triunfal de nuestro Señor Jesucristo para destruir los poderes de las fuerzas del anticristo y tomar el dominio total de los reinos de la tierra. Comenzará el derrumbe de las potencias gentiles que, en su avaricia, llevarán a la raza humana al borde del exterminio, 

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.” (Daniel 2:44,45) 

No debemos confundir esta séptima trompeta con la “final trompeta” que anunciará el levantamiento y traslación de la Iglesia:

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”(1 Corintios 15:51,52) 

Las trompetas que anuncian el arrebatamiento de la iglesia son anuncios espirituales que se dan en las esferas celestiales, no serán perceptibles al oído humano, sin embargo, se podrán ver sus efectos por los acontecimientos. Están prefiguradas en las trompetas de plata que utilizaban los israelitas en su peregrinaje a través del desierto,

“Jehová habló a Moisés, diciendo: Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la congregación, y para hacer mover los campamentos...” (Números 10:1-10)

La primera de esas trompetas era para convocar la congregación, a los príncipes y jefes de millares, esto simboliza el llamado a la unidad, al compromiso y a la organización en el trabajo que debemos tener como pueblo de Dios para cumplir con la gran comisión, antes del arrebatamiento. 

La trompeta final es la segunda, para mover los campamentos hacia otro lugar; ésta representa el traslado de la Iglesia al cielo. 

En cambio, la séptima trompeta es de carácter militar y anuncia que Dios se levanta de su santo lugar para castigar al morador de la tierra, por su maldad contra él,

“Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.” (Números 10:9) 

“Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.” (Isaías 26:21)   

Después del anuncio de la séptima trompeta, sigue la adoración de la Iglesia, representada en los veinticuatro ancianos. En esta adoración se percibe el respiro de satisfacción por parte del pueblo de Dios de que por fin está llegando el momento de justicia para la causa divina. Será el tiempo donde el Mesías Jesucristo destruirá a los que destruyen la tierra, tomará las riendas de los gobiernos del mundo y dará el galardón a los siervos de Dios, de la nación de Israel. Recordemos que los galardones de la Iglesia habrán sido otorgados siete años antes, después del arrebatamiento, en el juicio del Bimah,  

“Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.” (Apocalipsis 11:16-18)

Como señal de aprobación, se abre el templo de Dios en el cielo proclamando la grandeza del Señor y el arca del pacto se deja ver recordándonos su fidelidad. Se dejan ver relámpagos, voces, truenos, un terremoto y granizo dejando entender que todavía quedan algunas cuentas por ajustar en los próximos juicios, 

“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.” (Apocalipsis 11:19)

Recordemos que cuando hablamos de Iglesia, no nos referimos a denominaciones religiosas, sino a un cuerpo de discípulos del Señor Jesucristo, a nivel global, que aman a Dios con todo su corazón, procuran caminar en obediencia a su palabra y le sirven sin importar estatus económico, posición social, raza o nacionalidad. Son gente probada, que no buscan fama, ni fortuna, ni el favor del mundo, sino que el nombre de Jesús sea exaltado y las personas puedan conocer el verdadero camino de la salvación.

En nuestra próxima publicación veremos la figura de la mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies. Analizaremos la gran lucha espiritual que se ha dado y sigue teniendo lugar, detrás de todos los acontecimientos que tienen que ver con el avance de la obra de Dios sobre la humanidad.

CONTINUARÁ… 





Thursday, November 5, 2020

 EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 10) El testimonio de los dos testigos: 

“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.” (Apocalipsis 11:3-6)

Surge la figura de los dos testigos, ungidos del Señor, que profetizarán por mil doscientos sesenta días. Estarán vestidos de cilicio, señal de dolor extremo, porque lo que hablarán atormentará las conciencias entenebrecidas de los incrédulos; intentarán callarlos pero no podrán, hasta que hayan acabado su testimonio. Estos profetas manifestarán señales sobrenaturales que evidenciarán la procedencia divina de sus palabras.

Identidad de los dos testigos

Mucho se ha hablado sobre la identidad de estos dos testigos. Dentro de la escuela literal hay dos posturas principales:

1. Los que sostienen que son dos hombres que vivieron anteriormente, que no han visto muerte y que serán restaurados a la tierra para este ministerio.

2. Hay los que creen que son hombres literales, pero que no pueden ser identificados.

El primer grupo se subdivide en dos posturas: Los que interpretan que serán Elias y Moisés y otros que entienden que serán Elias y Enoc. Los primeros se basan en que Elias no vio muerte, ya que fue arrebatado vivo al cielo, 

“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.” (2 Reyes 2:11)

Basándonos en el decreto divino que todo ser humano vive una vez y luego el juicio, se puede entender que Elias le tocará pasar por el proceso de la muerte, si fuera uno de los testigos, 

“... está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” (Hebreos 9:27) 

Malaquias profetizó que Elias volveria antes de la segunda venida de Jesús, con el ministerio de hacer volver a la nación de Israel a la fe de sus antepasados, 

“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” (Malaquías 4:5,6)

Los testigos tendrán la misma señal distintiva del ministerio de Elías con respecto a la lluvia, 

“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.” (1 Reyes 17:1) 

"Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses." (Santiago 5:17)

“Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía...” (Apocalipsis 11:6) 

Este grupo opina que el otro es Moisés debido a que apareció con Elías en la transfiguración,

“... Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” (Mateo 17:1-3)

También tiene similitud con el milagro de las aguas convertidas en sangre,

“Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre.” (Éxodo 7:20)

“... y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.” (Apocalipsis 11:6)

Entienden que el cuerpo de Moisés fue preservado por Dios, de manera que pueda ser restaurado,

“Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.” (Deuteronomio 34:5,6) 

“Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.” (Judas 1:9)

De esta manera concluyen que la ley, representada en Moisés, y los profetas en Elías,  se unirán para testificar del inminente regreso del Mesías Jesucristo. 

Por otro lado, estan los que entienden que los dos testigos serán Elías y Enoc. Identifican al otro como Enoc, ya que al igual que Elias, fue traspuesto para no ver muerte,            

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.” (Génesis 5:24) 

Estos dos fueron trasladados con sus cuerpos mortales, hasta el tiempo de la culminación de sus profecías. Hay varias similitudes entre ellos, aunque profetizaron en diferentes épocas: Enoc fue un profeta de juicio, al igual que Elías,

“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.” (Judas 14,15)

Ambos hablaron a generaciones rebeldes y apóstatas; esto corresponde con el ministerio de los dos testigos, por cuanto ellos profetizarán con la señal de juicio, cilicio,

“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.” (Apocalipsis 11:3,4)

Por ser los únicos seres humanos que no han visto muerte, deben regresar para cumplir con el decreto divino de experimentar la muerte antes del juicio. 

En el segundo grupo están los que creen que serán dos personas desconocidas, pero surgirán con el poder, la autoridad y la unción del Espíritu Santo, semejante a la que hubo en Elías, Enoc y Moisés. El propósito de esta profecía es dar la voz de advertencia a Israel para que se vuelvan de sus malos caminos, acepten a Jesucristo como el único Salvador y no se rindan ante la marca de la bestia.  

Dios separó y ungió a Josué y Zorobabel para la obra de reconstrucción de Jerusalén en el regreso de los judíos del exilio babilónico; se refirio a ellos cómo los dos ungidos que están delante de su presencia,

“... ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.” (Zacarías 4:11-14)

De la misma manera, llama a estos dos testigos que profetizarán durante mil doscientos sesenta días: Los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Dios soberano,

“Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.” (Apocalipsis 11:4)

Al igual que Josué y Zorobabel, estos profetas también serán separados para una misión especial de restauración a la nación de Israel. La expresión “están en pie delante de Dios” denota el nivel de consagración y obediencia de estos dos ungidos, a pesar de vivir en una sociedad apóstata.

Cuando Jesús habló de la importancia del ministerio de Juan el Bautista, lo señaló como el más grande de los profetas, luego se refiere a él como el “Elias que habría de venir”,

“Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.” (Mateo 11:7-14)

Esto nos indica que la importancia cae sobre la unción, no en la persona. De esta manera podemos entender que lo que ha de venir es la unción que había sobre Elias, no necesariamente el profeta en persona. La unción puede recaer sobre cualquiera que Dios escoja. 

La postura del segundo grupo parece la más acertada y a la vez la más cautelosa en precipitarse a dar por sentado que serán personas que vivieron en el pasado y vuelven para esta misión. La idea de que Moisés será uno de ellos debe ser descartada, ya que Deuteronomio 34:5,6 explica que murió en la tierra de Moab y fue enterrado por Dios en el valle frente a Bet-peor, aunque ninguno conoce el lugar exacto de su sepultura.

Luego nos dice la epístola de Judas, versículo 9 que el arcángel Miguel contendía con el diablo por el cuerpo de Moisés. Está porción, aunque fue traída de un libro apócrifo (el libro de Enoc), la mayor parte de los estudiosos de las Sagradas Escrituras la han aceptado como inspirada, separando lo que está en armonía con la revelación bíblica y lo que no está, después de innumerables y cuidadosas revisiones.

Estos pasajes demuestran que Moisés murió literalmente, no fue llevado en cuerpo al paraíso, por lo tanto se hace imposible pensar que volvería para experimentar la muerte por segunda vez y mucho menos podríamos deducir que reencarnaría en la persona de uno de los testigos, por cuanto “está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después de esto el juicio”. (Hebreos 9:27)

Los únicos seres humanos que han sido llevados vivos de esta tierra, sin experimentar la muerte, han sido Elías y Enoc, pero tampoco hay una certeza de que éstos vuelvan para profetizar a Israel durante ese tiempo ya que en el monte de la transfiguración, los discípulos Pedro, Jacobo y Juan alcanzaron a ver a Elías y a Moisés hablando con Jesús rodeados de la gloria de Dios, por tanto cabe suponer que Elías está viviendo en el mismo plano espiritual que Moisés y que de alguna manera sobrenatural y excepcional, entró en la gloria del Padre, siendo su cuerpo transformado para poder habitar junto a los que llegaron mediante la muerte física.

Entonces cabe preguntarnos: ¿Qué ha pasado con los cuerpos de Elias y Enoc? ¿Fueron transformados? ¿Tienen que regresar a experimentar la muerte? ¿No es Cristo el único que tiene cuerpo inmortal hasta el momento en que los creyentes de la Iglesia reciban sus cuerpos glorificados mediante resurrección?

Cabe la posibilidad de que así como Jesús, en su cuerpo mortal fue transfigurado para trascender en el mundo espiritual, de modo que pudiera hablar con Moisés y Elías (Mateo 17:1-13), asimismo puedan ser los cuerpos de Enoc y Elías devueltos al campo terrenal para la misión de los dos testigos.

Por otro lado, podría ser que la entrada a la eternidad que Dios dispuso para estos dos hombres fuera mediante el traslado vivo; tanto Elías como Enoc habrían recibido cuerpos transformados, pero no glorificados. Tendrán que esperar el tiempo de la resurrección para que sus cuerpos sean transformados para la eternidad. Recordemos que estos profetas pertenecen al antiguo Israel, no son parte de la Iglesia de Jesucristo; por lo tanto tienen promesas de vivir para siempre, pero con cuerpos naturales perfeccionados. Los pactos de Dios con la nación de Israel se hicieron en una perspectiva terrenal, a diferencia de la Iglesia. 

Cuando los dos testigos hayan completado su misión profética, Dios permitirá que las fuerzas del anticristo los maten y dejen sus cadáveres sin enterrar en la plaza de Jerusalén por tres días y medio. Todas las personas en el mundo estarán viendo este acontecimiento y los moradores de la tierra se regocijarán y harán fiesta por la muerte de ellos, pensando que eso alejará los juicios divinos sobre el mundo,

“Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.” (Apocalipsis 11:7-13)       

Una vez sean arrebatados los dos olivos, ocurrirá un gran terremoto que provocará el derrumbe de la décima parte de la ciudad de Jerusalén y cobrará la vida de siete mil personas. Este juicio completará el segundo ay profetizado,

“En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.” (Apocalipsis 11:13,14)

En la próxima publicación estaremos tocando los acontecimientos de la séptima trompeta.


CONTINUARÁ ...


Wednesday, October 21, 2020

EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 9)

Solemne paréntesis que da paso a la consumación del plan de Dios

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas. Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. ” (Apocalipsis 10:1-7) 

En la simbología bíblica las nubes representan el fluir de la verdad divina por todo el mundo; el arco iris simboliza la fidelidad de Dios y la inmutabilidad de su consejo; el rostro del ángel como el sol, nos habla de un ser lleno de la vida y sabiduría del Creador; los pies como columnas de fuego deja ver que es parte importante del plan purificador del Señor. Se nota que el anuncio del ángel fuerte no le fue permitido a Juan escribirlo, aunque era de carácter universal, ya que tenía su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra. Probablemente se hizo así, porque en el siguiente anuncio se incluyó lo que no se escribió en el primero: El tiempo ha llegado para la consumación del plan restaurador del Señor y el advenimiento del Mesías Jesucristo.           

Este anuncio es algo muy agradable para los que amamos la justicia y verdad de Dios, sin embargo requerirá de la última secuencia de juicios que infligirán el sufrimiento necesario para hacer volver a la nación de Israel al Señor. Por esta razón el librito que el ángel le da a comer al apóstol le fue dulce al paladar, pero le amargó en el vientre, 

“La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.” (Apocalipsis 10:8-11)  

Se mide la vida espiritual de los que adoran en el templo

“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.” (Apocalipsis 11:1,2)

Se le da a Juan una caña de medir para que tome las medidas espirituales del templo y a los que adoran en él. El Señor reconoce como templo verdadero, al lugar y a las personas que le invocan con corazón sincero; en cambio, lo que no es así, Dios lo mira como el “patio del templo”. Se anuncia el juicio divino contra la hipocresía de los que se llaman pueblo de Dios, pero no son sino farsantes. Las situaciones desesperantes muchas veces mueven a las personas a quitarse la máscara de religiosidad y sincerarse con el Señor. Los verdaderos adoradores serán preservados de la ira satánica durante ese tiempo en lugares de refugio en el desierto, 

“Y se le dieron a la mujer (Israel) las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.” (Apocalipsis 12:14-16)

El sector de la nación que se volverá a Dios será perseguido, por lo cual huirán y tendrán lugar preparado por Dios en las montañas de Cisjordania. Las fuerzas militares del anticristo no llegarán hasta allá, porque escucharán de la movilización de los reyes del oriente para enfrentarlos en el valle de Meguido y esto los atemorizará y cambiarán sus esfuerzos para defenderse,

“Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.” (Daniel 11:44) 

Podemos tener idea de las ciudades de refugio que Israel tendrá durante ese tiempo, examinando la profecía de Daniel. Se menciona a Edom, Moab y la mayoría de los hijos de Amón, que corresponden a toda la franja montañosa de Cisjordania, incluyendo Petra,

“Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón.” (Daniel 11:41)

Hay que notar que en este punto está llegando a su fin el tiempo de los gentiles. Este ha sido el período de tiempo donde Jerusalén ha estado bajo el dominio de la autoridad de otras naciones. Comenzó con el cautiverio babilónico (587 a.c.) ha continuado hasta nuestros días y se extenderá durante todo el período de la tribulación, época donde las potencias gentiles serán juzgadas y destruidas por “la piedra cortada, no con mano”, sino por la acción sobrenatural de Dios,

“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra… 

… y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro.” (Daniel 2:34,35,44,45)

Jesucristo regresa pronto, prepárate para su encuentro,

CONTINUARÁ...


Saturday, October 10, 2020

 EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 8) El juicio de las trompetas

Sexta Trompeta

“El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.” (Apocalipsis 9:13,17)

Curiosamente hay una antigua tradición judía que establece el límite de las fuerzas del mal en el río Eufrates. Los rabinos sostienen que las fuerzas de la oscuridad están retenidas junto a este río y no pueden entrar a la tierra de Israel. En este tiempo  Dios estará llevando a la nación judía a su restauración espiritual, por lo que permitirá  unos eventos que provocarán que los israelitas dejen de confiar en tradiciones humanas y dependan del poder sobrenatural del verdadero y único Dios de Israel. Para estos efectos, permitirá la liberación de las fuerzas del mal, retenidas simbólicamente junto al río Eufrates. Esto provocará la movilización de los reyes de oriente con un ejército de 200 millones de soldados, equipados con las armas más sofisticadas y arrasando con todos los pueblos que encuentran a su paso. La meta será llegar a la tierra de Israel, apoderarse de ella y evitar el retorno de Jesucristo a la tierra, ya que será muy evidente las señales de su venida, 

“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” (Apocalipsis 17:14)        

Esta invasión no llegará enseguida a su culminación en el valle de Meguido, sino que comenzará arrasando desde el oriente lejano, hacia el oriente medio donde tendrá lugar su confrontación militar contra los ejércitos de la bestia. Su devastador avance se irá sintiendo desde el principio de su trayectoria, donde dejarán una estela de millares de muertos, la tercera parte de los hombres,

“... fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban” (Apocalipsis 9:18,19)

La Batalla de Armagedón

La batalla de Armagedón no puede ser considerada como una batalla aislada, sino una campaña o movimiento de ejércitos, que comienza a la mitad de la septuagésima semana con la invasión de la Confederación del Norte, liderada por Gog, y continuará hasta la destrucción de los poderes gentiles cuando regrese el Señor. Esta invasión ocurrirá “al cabo de los días”, una clara referencia a los postreros días del trato de Dios con la nación de Israel, durante la septuagésima semana,

“... y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días; y te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.” (Ezequiel 38:16)

La invasión de Gog y sus aliados contra la tierra de Israel será destruida directamente por la mano de Dios. Esto será el disparador para la última batalla de la humanidad en el Valle de Meguido (Armagedón). Recordemos que el falso pacto del anticristo con la nación de Israel se realizará en conspiración con las demás naciones de la tierra, con el objetivo de destruir al pueblo judío a través de una invasión sorpresiva de la coalición del norte. Cuando el ataque sea frustrado por la mano sobrenatural del Señor, muchos darán gloria a Dios y se volverán a Él. Tanto el rey del sur o Mahdi, como los reyes del oriente (países orientales) tendrán una parte importante en la conspiración, por lo que el Mahdi le reclamará al anticristo o rey del norte y lo atacará en su territorio, por lo que el rey del norte devolverá el ataque, neutralizándolos,

“... al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará.” (Daniel 11:40) 

Sin embargo habrá una gran movilización de las tropas de los reyes del oriente, que atravesarán el río Eufrates para combatir contra el anticristo por el dominio de la tierra de Israel. Esto atemorizará al gobierno de la bestia y lo obligará a entrar en una guerra sangrienta contra los reyes orientales, en el valle de Meguido,

“Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.” (Daniel 11:44)

Ambos ejércitos serán muy poderosos, hasta el punto que pondrán a la humanidad al borde de la extinción,  

“Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” (Mateo 24:22)

Los reyes del oriente se componen de las naciones que están hacia el este del río Eufrates. Por un acto sobrenatural de Dios, las aguas de este río se secarán para dar paso a estos ejércitos, hacia la llanura de Meguido,

“El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.” (Apocalipsis 16:12)

Quedarán dos fuerzas opuestas encontradas en batalla: Los ejércitos del anticristo y los ejércitos de los reyes del oriente. Mientras tenga lugar esta confrontación aparecerá la señal del Hijo del Hombre, 

“... y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos. Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.” (Zacarías 14:5-7)

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” (Mateo 24:30)

Es impresionante notar que ante la inminente venida de Jesús, el anticristo perderá el control de sus emociones; dejará sus ejércitos peleando, mientras él se mete en el templo de Dios y lo profana.  Se sentará y exigirá adoración como si fuera divino. Esto se conoce como el desolador o la abominación desoladora,

“... noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.” (Daniel 11:44,45)

“Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.” (Daniel 9:27)

“... el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2 Tesalonicenses 2:3,4)


CONTINUARÁ …  


Friday, October 2, 2020

 El PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 7) Juicios de las trompetas

Anteriormente vimos por las Sagradas Escrituras que las trompetas de juicio que se describen en esta sección no son las del arrebatamiento de la Iglesia, sino las  trompetas de batalla, donde se anuncia que Dios mismo entrará en guerra contra las fuerzas del mal que amenazarán con exterminar a la humanidad y una generación perversa que habrá llegado a ser como la de los días de Noé.  

Tercera Trompeta- “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.” (Apocalipsis 8:10,11)

Esto parece representar un meteoroide, comúnmente conocido como estrella fugaz,  que impactará las fuentes de agua dulce. Se le llama Ajenjo, porque producirá envenenamiento de la tercera parte de los ríos y fuentes de agua potable. Provocará la muerte a todos los que beban de ellas. Además del impacto descomunal que producirá sobre estos cuerpos de agua, la gran cantidad de gases y elementos tóxicos que estos fragmentos espaciales arrastran, contaminará este recurso vital. 

Cuarta Trompeta- “El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciera la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche.” (Apocalipsis 8:12)

Notemos que este juicio afecta la tercera parte del planeta, al igual que el juicio anterior. Esto nos indica que la atmósfera será afectada gravemente; seguramente los impactos del meteorito y el meteoroide levantarán una descomunal nube de humo mezclado con agentes contaminantes que cubrirán la atmósfera de la tercera parte del planeta, ocultando el sol por meses y hasta años, esto causará la muerte de muchas especies de animales y plantas y por ende, también se traduce en mortandad para los seres humanos. Además el impacto de estos dos cuerpos celestes afectará el eje de la tierra, alterando su giro de rotación; esto acortaría la duración de las horas de luz y oscuridad. Se anuncian tres “ayes” (lamentos) por los juicios que acompañarán a la quinta, sexta y séptima trompeta, (Apocalipsis 8:13).

Quinta Trompeta- “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.” (Apocalipsis 9:1-6) 

En esta visión se combinan elementos literales y simbólicos; podemos conocer la diferencia por el contexto en que se expresa. Evidentemente, esta estrella que cae del cielo tiene que ser simbólica de un ángel, pues tiene la capacidad de recibir la llave del pozo del abismo. Algunos intérpretes sugieren la idea de que esa estrella es Satanás que cayó de su estado original de ángel de luz y se le da autoridad de liberar a los demonios encerrados en el abismo. Estos son seres demoníacos que por mucho tiempo han estado encerrados en las regiones del “Tártaro”, restringidos a causa de su extraordinaria fuerza y maldad,

“... Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno (Tártaro) los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio…” (2 Pedro 2:4)       

“Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día…” (Judas 6)

Notamos por el término que se utiliza, "Tartaro", que no es el infierno donde van los seres humanos en condenacion, a esperar el juicio final (Hades). Es tan terrible ese lugar, que los demonios que poseían al hombre gadareno le rogaron a Jesús que no los enviara allá, “Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.” (Lucas 8:30,31)

La descripción de estos seres es altamente simbólica, ya que representan rasgos de su carácter y formas de ataque, "El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión." (Apocalipsis 9:7-11) 

  1. Langostas- Emiten un ataque masivo y bien coordinado.
  2. Semejantes a caballos preparados para la guerra- Habla de su rapidez y fuerza.
  3. En las cabezas tenían como coronas de oro- Surgen e invaden el mundo para enseñorearse de aquellos que no tienen el sello de Dios sobre sus frentes.
  4. Sus caras eran como humanas- Porque son seres conscientes de lo que hacen y poseen la capacidad de los humanos para infligir castigos y torturas a sus víctimas, el Señor le dará a la humanidad de su propia medicina.
  5. El cabello como de mujer- Posiblemente serán del mismo género de demonios que lleva a gran parte de la humanidad a pervertirse en la homosexualidad; será una práctica que prevalecerá en aquellos días. 
  6. Dientes como de leones- Por su gran fuerza y poder desgarrador.
  7. Tenían corazas como corazas de hierro- No habrá forma de combatirlos o hacerles daño; con sus alas producirán un sonido impresionante, capaz de intimidar al más fuerte de los seres humanos, (como el sonido de los carros de guerra cuando van a la batalla).
  8. Colas como de escorpiones, con aguijones- Nos indica el doloroso tormento que infligirán a las personas durante esos cinco meses; son opresiones que pueden envolver locura, ansiedad, depresión, turbación, pánico, dolores corporales; todo eso a un nivel nunca antes conocido.   

Nos indica el texto que tienen por líder a un ángel que no se menciona anteriormente, pero por su nombre, "Abadón" o destructor, podemos estar seguros que será algo extraordinariamente aterrador, “Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión…” 

Con este juicio se completa el primer “ay”...           


Tuesday, September 15, 2020

EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 6)

EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 6)   

Los Juicios de las trompetas: “Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas...” (Apocalipsis 8:6-11:19)

En la historia de Israel se registra el uso de trompetas para diferentes propósitos: 

  1. Para convocar a los líderes y disponer la movilización de los campamentos. El apóstol Pablo utilizó está analogía para los tiempos del arrebatamiento de la Iglesia. Se tocarán dos trompetas o anuncios en el mundo espiritual, que no serán percibidos por el oído humano. La primera nos llama a la unidad y al trabajo como pueblo de Dios y la segunda anuncia el levantamiento de la Iglesia hacía el cielo,  “Jehová habló a Moisés, diciendo: Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la congregación, y para hacer mover los campamentos. Y cuando las tocaren, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión. Mas cuando tocaren sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de Israel. Y cuando tocareis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente. Y cuando tocareis alarma la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; alarma tocarán para sus partidas.” (Números 10:1-6)
  2. Para los días de alegría, en las solemnidades y en los sacrificios a principio de cada mes, para memoria delante de Dios, “Y en el día de vuestra alegría, y en  vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.” (Números 10:10)
  3. Para incitar a las huestes del Señor a la guerra contra sus enemigos. Conforme al contexto de este pasaje, este parece ser el propósito por el cual se tocarán las siete trompetas del juicio. Se anuncia que Dios mismo estará peleando contra la insolencia de la humanidad impenitente, “Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.” (Números 10:9) 

Los ángeles tocarán las trompetas desde el cielo contra una generación que habrá llegado a ser semejante en actitud a las personas que vivieron en los días de Noé,  o a los moradores de Sodoma en su obstinación pecaminosa o como cuando Josué y el pueblo de Israel tocaron las trompetas contra Jericó, cuyos habitantes seguían resistiendo, aunque sabían que estaban perdidos, “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.” (Lucas 17:26-30) 

Primera Trompeta: “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.” (Apocalipsis 8:7)

El sonido de esta primera trompeta desata una lluvia de granizo y fuego mezclado con sangre sin precedentes en la historia, al punto que afecta malamente la tercera parte de la vegetación de la tierra. El fuego caerá en forma de relámpagos, el granizo destruirá la vegetación y la sangre que se describe seguramente será resultado de la inmensa cantidad de muertos en estos acontecimientos, tanto de animales como de humanos.

Vimos que en los juicios del cuarto sello murió la cuarta parte de la población del planeta con espada, hambre, mortandad y con las fieras, (Apocalipsis 6:8), en este juicio de la primera trompeta muere la tercera parte de la vegetación, lo cual también repercute en más personas muriendo por la falta de alimentos, la reducción del oxígeno y el aumento en la temperatura ambiental. Aquí se ve el efecto progresivo de la tribulación. 

En las profecías de Joel se había anticipado estos eventos, cerca de 800 años antes de Cristo, “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Señor.” (Joel 2:30,31)

Segunda Trompeta: “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.” (Apocalipsis 8:8,9)

Es muy probable que este juicio se refiera a la caída  de un meteorito sobre el mar. Esto causará grandes estragos en la vida marina, otra fuente de alimento para los seres humanos. Los científicos en nuestros tiempos han confirmado la posibilidad de un desastre como este, en no mucho tiempo; esto traería unas consecuencias catastróficas en todo el planeta. Se calcula que un meteorito del tamaño de una bola de baloncesto puede tener un impacto equivalente a 500 bombas atómicas, ¡imagínese uno del tamaño de una gran montaña! Esto puede provocar una alteración en el eje de la tierra, cambiando el clima de forma drástica. El meteorito mencionado en este juicio cae sobre el mar; esto seguramente provocará olas gigantescas que sumergan islas y parte de los grandes continentes, “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.” (Lucas 21:25,26)

Recordemos que estos juicios son para el período de la tribulación, después que la verdadera Iglesia sea removida de la tierra hacia las esferas celestiales. No son para el tiempo presente; todavía disfrutamos del año de la buena voluntad del Señor; la presencia de la Iglesia y el trato del Espíritu Santo a través de la misma, impiden que las fuerzas de las tinieblas se apoderen del mundo, como ocurrirá en ese tiempo, “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio….” (2 Tesalonicenses 2:7)  

Por eso Dios te llama para que seas parte del pueblo fiel que se levanta en el arrebatamiento. El período de la tribulación será un tiempo de ira, por el cual Dios no quisiera que atravesaras, “... hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo…” (1 Tesalonicenses 5:4-9)    

CONTINUARÁ…       

 


Tuesday, September 1, 2020

EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (PARTE 5)

 Intermedio del sexto y séptimo sello 

“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.” (Apocalipsis 7:1-4)   

Se hace una aparente pausa en la secuencia de los juicios y aparece un ángel que sube de donde sale el sol. Es muy significativa la figura del sol, ya que el mismo es simbolizado en las escrituras proféticas como fuente de vida e iluminación espiritual. El hecho de tener el sello del Dios vivo sobre él, lo autoriza a dar la orden de parte del Señor, para detener el curso de los juicios y sellar a  un grupo de 144,000 israelitas, con el fin de completar la obra de evangelización que alcanzará a las tribus esparcidas de la casa de Israel por todo el mundo y traerlos de regreso a su tierra prometida: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” (Mateo 24:31) 

Los 144,000 son un grupo de creyentes fieles e intachables que serán dejados en este período con una misión especial de evangelizar la última cosecha de gentiles y reunir a las doce tribus de la casa de Israel. Recibirán una unción tan poderosa, que su mensaje será como un gran sonido de trompeta que le anunciará al mundo la proximidad del reino mesiánico. Dentro de la proclamación del mensaje divino, se juntarán muchísimas personas de todas las naciones, que compondrán la plenitud de los gentiles que se unirán a la Iglesia, ya coronada en los cielos: “... ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.” (Romanos 11:25,26) 

Los juicios divinos que caerán durante esta primera mitad del período no afectarán a estos 144,000 sellados,  serán preservados en el cumplimiento de su ministerio: “Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.” (Apocalipsis 9:4) 

Podemos notar el efecto de su predicación en la salvación de la gran multitud que se entregarán al Señor en esos días; éstos serán perseguidos y morirán cómo mártires. El apóstol Juan los vio subir a la presencia de Dios y uno de los ancianos le explica que son personas que entregaron sus vidas en fidelidad a Jesús durante el periodo de la gran tribulación. Será una multitud de todas las naciones del mundo y será tan numerosa, que no se podrá contar. Será la gran cosecha final donde se completará el tiempo de la plenitud de los gentiles: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero… Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero…  y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” (Apocalipsis 7:9,10,13,14,15)

Después de la entrada de la plenitud de los gentiles, será el rompimiento del falso pacto del anticristo con Israel y se producirán los eventos de la segunda mitad de la tribulación, que conducirán a la nación escogida de vuelta a los vínculos del pacto con Dios: “Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.” (Ezequiel 20:37,38)

¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado." (Jeremías 30:7)   

“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro." (Daniel 12:1) 

El séptimo sello: 

"Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto." (Apocalipsis 8:1-5)   

Cuando se abre el séptimo sello se percibe un silencio en el cielo por media hora, presagiando que algo extraordinariamente impactante acontecerá. Los siete ángeles de juicio se ven preparados para sonar sus respectivas trompetas, las cuales anuncian que la siguiente secuencia de castigos divinos comienza. Otro ángel se para delante del altar ubicado frente al trono, con un incensario de oro y se le dá mucho incienso para añadirlo a las oraciones de los santos. Esto nos indica que las oraciones normales no serán suficientes para enfrentar las calamidades de la segunda mitad del período de la tribulación. El pueblo de Israel recibirá una gracia especial que les permitirá discernir la obra del verdadero Mesías Jesucristo: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” (Zacarías 12:10)

Cuando Dios reciba en su trono el clamor de su pueblo a causa de la crueldad de los atropellos de que estarán siendo objeto, la respuesta divina dará paso a los juicios de las trompetas: “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.” (Apocalipsis 8:5)

CONTINUARÁ...