Intermedio del sexto y séptimo sello
“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.” (Apocalipsis 7:1-4)
Se hace una aparente pausa en la secuencia de los juicios y aparece un ángel que sube de donde sale el sol. Es muy significativa la figura del sol, ya que el mismo es simbolizado en las escrituras proféticas como fuente de vida e iluminación espiritual. El hecho de tener el sello del Dios vivo sobre él, lo autoriza a dar la orden de parte del Señor, para detener el curso de los juicios y sellar a un grupo de 144,000 israelitas, con el fin de completar la obra de evangelización que alcanzará a las tribus esparcidas de la casa de Israel por todo el mundo y traerlos de regreso a su tierra prometida: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” (Mateo 24:31)
Los 144,000 son un grupo de creyentes fieles e intachables que serán dejados en este período con una misión especial de evangelizar la última cosecha de gentiles y reunir a las doce tribus de la casa de Israel. Recibirán una unción tan poderosa, que su mensaje será como un gran sonido de trompeta que le anunciará al mundo la proximidad del reino mesiánico. Dentro de la proclamación del mensaje divino, se juntarán muchísimas personas de todas las naciones, que compondrán la plenitud de los gentiles que se unirán a la Iglesia, ya coronada en los cielos: “... ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.” (Romanos 11:25,26)
Los juicios divinos que caerán durante esta primera mitad del período no afectarán a estos 144,000 sellados, serán preservados en el cumplimiento de su ministerio: “Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.” (Apocalipsis 9:4)
Podemos notar el efecto de su predicación en la salvación de la gran multitud que se entregarán al Señor en esos días; éstos serán perseguidos y morirán cómo mártires. El apóstol Juan los vio subir a la presencia de Dios y uno de los ancianos le explica que son personas que entregaron sus vidas en fidelidad a Jesús durante el periodo de la gran tribulación. Será una multitud de todas las naciones del mundo y será tan numerosa, que no se podrá contar. Será la gran cosecha final donde se completará el tiempo de la plenitud de los gentiles: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero… Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero… y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” (Apocalipsis 7:9,10,13,14,15)
Después de la entrada de la plenitud de los gentiles, será el rompimiento del falso pacto del anticristo con Israel y se producirán los eventos de la segunda mitad de la tribulación, que conducirán a la nación escogida de vuelta a los vínculos del pacto con Dios: “Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.” (Ezequiel 20:37,38)
“¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado." (Jeremías 30:7)
“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro." (Daniel 12:1)
"Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto." (Apocalipsis 8:1-5)
Cuando se abre el séptimo sello se percibe un silencio en el cielo por media hora, presagiando que algo extraordinariamente impactante acontecerá. Los siete ángeles de juicio se ven preparados para sonar sus respectivas trompetas, las cuales anuncian que la siguiente secuencia de castigos divinos comienza. Otro ángel se para delante del altar ubicado frente al trono, con un incensario de oro y se le dá mucho incienso para añadirlo a las oraciones de los santos. Esto nos indica que las oraciones normales no serán suficientes para enfrentar las calamidades de la segunda mitad del período de la tribulación. El pueblo de Israel recibirá una gracia especial que les permitirá discernir la obra del verdadero Mesías Jesucristo: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” (Zacarías 12:10)
Cuando Dios reciba en su trono el clamor de su pueblo a causa de la crueldad de los atropellos de que estarán siendo objeto, la respuesta divina dará paso a los juicios de las trompetas: “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.” (Apocalipsis 8:5)
CONTINUARÁ...
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