EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 8) El juicio de las trompetas
Sexta Trompeta
“El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.” (Apocalipsis 9:13,17)
Curiosamente hay una antigua tradición judía que establece el límite de las fuerzas del mal en el río Eufrates. Los rabinos sostienen que las fuerzas de la oscuridad están retenidas junto a este río y no pueden entrar a la tierra de Israel. En este tiempo Dios estará llevando a la nación judía a su restauración espiritual, por lo que permitirá unos eventos que provocarán que los israelitas dejen de confiar en tradiciones humanas y dependan del poder sobrenatural del verdadero y único Dios de Israel. Para estos efectos, permitirá la liberación de las fuerzas del mal, retenidas simbólicamente junto al río Eufrates. Esto provocará la movilización de los reyes de oriente con un ejército de 200 millones de soldados, equipados con las armas más sofisticadas y arrasando con todos los pueblos que encuentran a su paso. La meta será llegar a la tierra de Israel, apoderarse de ella y evitar el retorno de Jesucristo a la tierra, ya que será muy evidente las señales de su venida,
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” (Apocalipsis 17:14)
Esta invasión no llegará enseguida a su culminación en el valle de Meguido, sino que comenzará arrasando desde el oriente lejano, hacia el oriente medio donde tendrá lugar su confrontación militar contra los ejércitos de la bestia. Su devastador avance se irá sintiendo desde el principio de su trayectoria, donde dejarán una estela de millares de muertos, la tercera parte de los hombres,
“... fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban” (Apocalipsis 9:18,19)
La Batalla de Armagedón
La batalla de Armagedón no puede ser considerada como una batalla aislada, sino una campaña o movimiento de ejércitos, que comienza a la mitad de la septuagésima semana con la invasión de la Confederación del Norte, liderada por Gog, y continuará hasta la destrucción de los poderes gentiles cuando regrese el Señor. Esta invasión ocurrirá “al cabo de los días”, una clara referencia a los postreros días del trato de Dios con la nación de Israel, durante la septuagésima semana,
“... y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días; y te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.” (Ezequiel 38:16)
La invasión de Gog y sus aliados contra la tierra de Israel será destruida directamente por la mano de Dios. Esto será el disparador para la última batalla de la humanidad en el Valle de Meguido (Armagedón). Recordemos que el falso pacto del anticristo con la nación de Israel se realizará en conspiración con las demás naciones de la tierra, con el objetivo de destruir al pueblo judío a través de una invasión sorpresiva de la coalición del norte. Cuando el ataque sea frustrado por la mano sobrenatural del Señor, muchos darán gloria a Dios y se volverán a Él. Tanto el rey del sur o Mahdi, como los reyes del oriente (países orientales) tendrán una parte importante en la conspiración, por lo que el Mahdi le reclamará al anticristo o rey del norte y lo atacará en su territorio, por lo que el rey del norte devolverá el ataque, neutralizándolos,
“... al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará.” (Daniel 11:40)
Sin embargo habrá una gran movilización de las tropas de los reyes del oriente, que atravesarán el río Eufrates para combatir contra el anticristo por el dominio de la tierra de Israel. Esto atemorizará al gobierno de la bestia y lo obligará a entrar en una guerra sangrienta contra los reyes orientales, en el valle de Meguido,
“Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.” (Daniel 11:44)
Ambos ejércitos serán muy poderosos, hasta el punto que pondrán a la humanidad al borde de la extinción,
“Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” (Mateo 24:22)
Los reyes del oriente se componen de las naciones que están hacia el este del río Eufrates. Por un acto sobrenatural de Dios, las aguas de este río se secarán para dar paso a estos ejércitos, hacia la llanura de Meguido,
“El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.” (Apocalipsis 16:12)
Quedarán dos fuerzas opuestas encontradas en batalla: Los ejércitos del anticristo y los ejércitos de los reyes del oriente. Mientras tenga lugar esta confrontación aparecerá la señal del Hijo del Hombre,
“... y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos. Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.” (Zacarías 14:5-7)
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” (Mateo 24:30)
Es impresionante notar que ante la inminente venida de Jesús, el anticristo perderá el control de sus emociones; dejará sus ejércitos peleando, mientras él se mete en el templo de Dios y lo profana. Se sentará y exigirá adoración como si fuera divino. Esto se conoce como el desolador o la abominación desoladora,
“... noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.” (Daniel 11:44,45)
“Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.” (Daniel 9:27)
“... el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2 Tesalonicenses 2:3,4)
CONTINUARÁ …
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