EL PRESENTE SIGLO MALO (Parte 6)
“Mateo 24: Mirad que no seáis engañados”
Este es el sexto artículo que traigo de manera consecutiva, sobre el presente siglo malo. Recordemos que esta época se caracteriza por la intensa actividad demoníaca, en los postreros tiempos, a raíz de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Hemos visto que en la cruz, Jesús pagó el precio legal ante el trono del Padre por nuestra redención y literalmente llevó cautiva nuestra cautividad y dotó de dones espirituales a su Iglesia para militar triunfantes, sometiendo toda fuerza del enemigo bajo el estrado de sus pies, (Efesios 1:18-23; 4:7-16). La victoria de Jesús a su vez le anuncia a Satanás que le queda poco tiempo, lo cual hace que tenga mucha ira y se levante contra la humanidad como nunca antes, especialmente contra Israel y la Iglesia, (Apocalipsis 12:9-17).
Muchas personas piensan que Satanás viene en forma de un monstruo rojo, con cuernos y un tridente, pero nada más lejos de la realidad. El es la mente maestra detrás de todas las desgracias de este mundo; de manera directa o indirecta, opera para dañar y destruir la creación de Dios. El enemigo es capaz de disfrazarse de ángel de luz y engañar en todas las esferas de la sociedad, (2 Corintios 11:14,15; Efesios 6:12,13).
En el capítulo 24 de Mateo, Jesús nos entrega ciertas profecías de suma importancia para los eventos del fin; unas aplican a la humanidad en general y otras tienen que ver con la nación de Israel en medio del período de la tribulación,
“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán...” (Mateo 24:3-5).
En estos versículos se nota que hay una inquietud en los discípulos de conocer sobre los eventos que conducirían a la venida del Mesías y la restauración total de la nación de Israel. Obviamente la visión es terrenal, ya que todavía ellos no tenían el entendimiento sobre el plan de Dios para la Iglesia. La respuesta del Señor se dirige hacía algo más importante: La preparación y el cuidado que debemos tener para ser parte del reino de Dios. Habló sobre el engaño y la confusión que habría en torno a la interpretación de la sana enseñanza y su segunda venida. Ciertamente hemos visto algunas de las múltiples maneras que Satanás ha usado a través de la historia para cegar o trastornar el entendimiento de los incrédulos para que no reciban la iluminación del conocimiento verdadero del evangelio. Cuando Jesús dice que muchos vendrán supuestamente en su nombre diciendo: Yo soy el Cristo, no se refiere que literalmente dirán eso, porque sería muy obvio el engaño. Se refiere más bien a gente pseudocristiana que traen supuestas nuevas revelaciones, con las cuales pretenden arrastrar seguidores que no cuestionen sus enseñanzas, sino que sean fieles creyentes de sus ideas. Utilizan la misma Biblia, pero sacando los textos de su contexto y torciendo el significado de ellos. Esta ha sido la base de la creación de las falsas doctrinas en el Cristianismo. El Señor ha establecido que Él es la puerta para la salvación, todo el que pretende entrar por otra puerta, es un ladrón o salteador, (Juan 10:7-11). La Biblia nos advierte una y otra vez, sobre la conducta de este tipo de personas, para que nos cuidemos y no seamos engañados, (Marcos 13:22; 2 Pedro 2:1).
La mejor manera de conocerlos es por sus frutos, no es por los milagros, ni las señales que puedan manifestar, sino por su testimonio como creyente (Mateo 7:15-20; Gálatas 5:16-26). Los dones espirituales son una realidad en la vida de la Iglesia (1 Corintios 12:4-11), sin embargo, los falsos profetas también pueden manifestar milagros engañosos, mediante el poder demoníaco, para confundir y arrastrar a los incautos al error, (Mateo 24:24; Marcos 13:22; 2 Tesalonicenses 2:8-12; Apocalipsis 13:11-13) Recordemos en el pasado, a los magos que resistieron a Moisés, que imitaron sus milagros (Éxodo 7:20-23) y a Simón el mago, que la gente lo tenía como lo más grande, hasta que llegaron los apóstoles del Señor, predicando y manifestando verdaderos milagros, (Hechos 8:9-25). En la actualidad ocurre lo mismo, se manifiestan milagros en lugares donde no se honra a Dios, sino que se veneran ídolos o se mueve el ocultismo. Por lo tanto, no podemos dejarnos llevar por los milagros, sino por la fuente del milagro.
Hay otra manera de evitar los errores de doctrina y es a través de los métodos de interpretación. Existe mucha confusión en el mundo, porque se mueven varias escuelas de pensamiento, basándose en la sabiduría humana. Sin embargo, debemos comenzar por entender que la Biblia es un libro que surgió por revelación del Espíritu Santo y solamente Él puede darnos la interpretación correcta,
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2 Pedro 1:19-21)
No es lo mismo el conocimiento académico, que la revelación espiritual. En el primero se adquieren conocimientos históricos, culturales, demográficos y hasta cierto punto se entienden algunas verdades espirituales, pero en la revelación aprendemos, con la ayuda del Espíritu, la importancia de las verdades espirituales, su aplicación a nuestras vidas hoy y cómo se confirma esa enseñanza con otros pasajes bíblicos.
El primer paso para estudiar correctamente la Palabra de Dios es desligarte de los prejuicios y dogmas de tu denominación religiosa y con corazón humilde pedirle a Dios que te revele su Palabra, porque si su Espíritu Santo fue el que inspiró las Sagradas Escrituras, Él es quien mejor nos puede ayudar a comprenderlas y librarnos del error.
Por otra parte, existen varios métodos de interpretación que pueden ayudarnos o confundirnos en el proceso. El método más confiable es el gramático-histórico-literal, por varias razones:
- Fue el que utilizó nuestro Señor Jesucristo, los apóstoles y los precursores de la iglesia del primer siglo.
- Indaga sobre el trasfondo histórico de lo que se dice, porqué se dice, a quien iba dirigido el mensaje y bajo qué circunstancias se escribió.
- Toma en cuenta la cultura en que se escribe.
- Confirma las enseñanzas espirituales con otros pasajes bíblicos, bajo el principio infalible de: “La escritura interpreta la escritura”.
- Sabe identificar e interpretar las figuras literarias contenidas en los pasajes, tales como las metáforas, símiles, hipérboles, analogías, simbolismos, tipos, etc.
Recomendaciones:
- Cuidado con los "profetas de cuartos oscuros" que siempre están rodeados de una aureola de misticismo. En ocasiones se meten a las casas de los creyentes a hablarles supuestamente por el Espíritu, buscando arraigo en el creyente débil y desconocedor de la palabra. Por lo regular Dios tiene sus profetas en la congregación, a quienes usa en los momentos precisos para hablar a la congregación o a una persona. Casi siempre los falsos profetas hablan de cosas que sospechan o son predecibles o genéricas. Lamentablemente esta ha sido la historia de muchas personas que han caído en las garras de estos lobos rapaces, (Mateo 7:15; Hechos 20:29-31; 2 Timoteo 3:6,7). Recuerda que cuando Dios quiere hablarte, Él toma la iniciativa y te habla, por el profeta, por la predicación, por el estudio bíblico, por un testimonio, por una canción, en la intimidad de la oración; no hay que estar corriendo detrás de los profetas para oír la voz de Dios, como hacían muchos con los espiritistas, antes de conocer al Señor.
- Están los que se consideran la única voz de Dios en este mundo. En el papado se considera vicario de Cristo al que está de turno en el pontificado, lo cual es blasfemia en sí misma, ya que el término “vicario de Cristo” significa el sustituto de Cristo en la tierra. El sustituto tiene que ser de la misma dignidad y poder del que sustituye, un ser humano jamás podrá tener esas cualidades; por lo tanto, el único sustituto que tiene Cristo en este mundo es el Espíritu Santo, que habita en cada creyente y nos guía diariamente a vivir en obediencia a la ley de Dios, (Juan 14:26).
- Tengamos cuidado de los que ven en la obra de Dios una fuente de lucro personal. Muchos son muy elocuentes, con argumentos muy buenos, pero su excesivo amor a las riquezas los mueve a predicar constantemente sobre los temas de las ofrendas, el pactar con Dios, abundancia material, príncipes de Dios, hijos de un gran Rey y otros conceptos, que aunque son correctos hasta cierto punto, son abusados constantemente, haciendo mercadería del pueblo, (Mateo 23:16-23; 2 Pedro 2:1-3) No cabe duda que el dinero es importante para sostener materialmente la misión eclesiástica, pero no es el mensaje central; cuando la iglesia se concentra en llevar el evangelio correctamente y se ve la efectividad en la comunidad, las personas aportan voluntariamente, sin tener que presionarlos en lo absoluto, (Tito 1:10,11; 1 Pedro 5:2,3).
- Cuidado con las congregaciones que desarrollan mentalidad de comuna o secta y se desligan de la comunión con las demás denominaciones cristianas de sana doctrina. Los líderes de este tipo de congregación hacen creer a los feligreses que los concilios y demás movimientos cristianos se han corrompido y ya no predican la verdad, que solamente ellos se han guardado en el camino correcto. El profeta Elías había caído en ese error, pensando que solamente él había quedado de los fieles, pero Dios le aclara que todavía quedaban 7,000 rodillas que no se habían doblado ante Baal, (1 Reyes 19:13-18; Romanos 11:2-4). Nunca debemos desentendernos de nuestros hermanos de otras denominaciones de sana doctrina; aunque haya diferencias en algunos puntos, el Señor nos ha llamado a unidad y a sobrellevarnos los unos a los otros en amor, (Juan 17:11-23). Es muy peligroso separarnos de la unidad del cuerpo de Cristo, esto lleva a que Satanás gane ventaja, engañe a los líderes con la misma palabra de Dios y los conduzca a un visión equivocada del evangelio. Recordemos los casos de suicidio masivo en Guyana, bajo el liderato de Jim Jones y el desastre de Waco, Texas, bajo la influencia de David Koresh. Otros han cometido grandes errores al sacar sus hijos de las escuelas para irse a cierto lugar a esperar el arrebatamiento. Eso ocurre por la mala interpretación de la Escatologia, por lo cual muchos perecen, porque no se han ocupado de entender la palabra de Dios, (Oseas 4:6).
Estas advertencias nos ayudarán a tomar las precauciones y cuidarnos de los engaños de los falsos profetas y maestros, en estos tiempos postreros.
Continuará…
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