LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO Y LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS (Parte 2)
Luego del juicio de las naciones tendrá lugar la segunda y tercera fase de la resurrección de los muertos. Recordemos que no todos los que mueren son resucitados a la misma vez, sino que hay diferentes momentos, según el grupo al cual pertenezcamos. En la carta del apóstol Pablo a los corintios se nos enseña que hay un orden en la resurrección,
“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.” (1 Corintios 15:22,23)
Las escrituras proféticas nos señalan cinco fases en la resurrección de los muertos. Serán consecuencia de la redención efectuada por Jesús. Se utiliza la figura de la cosecha y el Señor es las primicias:
- Los santos de la Iglesia- Ocurrirá con el arrebatamiento de la Iglesia, los muertos en Cristo resucitarán primero. (1 Tesalonicenses 4:13-18)
- Los mártires del período de la tribulación- Los que no subirán en el arrebatamiento, pero luego entregarán sus vidas y entrarán a través del martirio. (Apocalipsis 7:9-17)
- Los santos del Antiguo Testamento- Los que vivieron desde el establecimiento de la ley mosaica hasta el sacrificio de Jesús en el Calvario. (Daniel 12:1,2,13; Isaías 26:19)
- Los salvos por conciencia- Los que nunca tuvieron la oportunidad de oír la palabra del evangelio, pero hicieron todo lo que mejor entendían para vivir la vida correctamente. (Job 19:25-27; Romanos 2:14-16)
- Los condenados- Los que abiertamente rechazaron el camino de la salvación y se deleitaron en la impiedad. (Apocalipsis 21:8)
En la segunda venida de Jesús se efectuará la resurrección de los santos del Antiguo Testamento y los mártires de la tribulación. Los salvados del Antiguo Testamento son todas las personas que vivieron conforme a la voluntad divina desde la ratificación de la ley de Dios, entregada a Moisés en el Monte Sinaí, hasta el sacrificio redentor de Jesús. Entre los más conocidos de esta época tenemos a Moisés, Aaron, Josué, Caleb, David, Natán el profeta, Salomón, Isaias, Jeremías, Ezequiel, Daniel, los profetas menores, Esdras, Nehemias, Zorobabel, el profeta Zacarías, el Sumo Sacerdote Josué, Juan el Bautista y muchos otros. Éstos resucitarán en cuerpos naturales transformados para heredar las bendiciones literales prometidas a Abraham de administrar el reino teocrático universal del Mesías, con su capital eterna en Jerusalén.
No se cuenta desde antes de la ley porque las escrituras nos enseñan que donde no hay ley no se inculpa de pecado,
“Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.” (Romanos 5:13)
“Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.” (Juan 15:22-24)
Las personas que vivieron antes de la ley mosaica dependieron de su experiencia personal con el Señor y la tradición oral que corría desde Adán. Esto daba lugar a una forma imperfecta de creyente. Estaba la experiencia de la visitación de Dios, pero no había un claro conocimiento de su voluntad. Confiaron en Dios y fueron fieles en todo lo que demandó de ellos, de acuerdo al conocimiento limitado que tenían. En este grupo estarán los patriarcas de la nación de Israel como Abel, Set, Enós, Enoc, Job, Noé, Sem, Heber, Abraham, Isaac, Jacob y José, entre otros.
Por otro lado, los mártires de la tribulación son las personas que no se levantarán en el arrebatamiento de la Iglesia, por su descuido espiritual. Estos serán perseguidos y muertos sí rehúsan marcarse con el sello de la bestia. Muchos despertarán a la cruda realidad que las Sagradas Escrituras les advirtió muchas veces y enfrentarán el martirio. Subirán en alma y Dios extenderá su gracia sobre ellos y los integrará a su Iglesia. En este grupo habrán judíos y gentiles de todas partes; el profeta Juan pudo ver la innumerable multitud que componían mientras subian,
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero…
Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos…” (Apocalipsis 7:9,10;13-15)
Ambos grupos resucitarán con la venida de Jesús y recibirán su heredad. Sin embargo, debemos recordar que la promesa del reino de Dios fue dada a Israel en una perspectiva terrenal: Un patriarca, una nación recipiente de las verdades divinas y un pueblo escogido que será la capital eterna del reino mesiánico. Por lo tanto, los santos del Antiguo Testamento y los sobrevivientes del período de la tribulación recibirán cuerpos naturales transformados, que les permitirá vivir eternamente en el plano terrenal, como súbditos del reino teocrático. Esto se diferencia de los creyentes pertenecientes a Iglesia, los cuales recibirán cuerpos espirituales glorificados y podrán trascender tanto en el plano espiritual como material,
“... muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.” (Daniel 12:2,3)
“Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.” (Daniel 12:13)
El término “al fin de los días” es una referencia al final del tiempo de los gentiles o gobierno humano, que se efectuará cuando Jesucristo regrese. El es la gran piedra que vió Nabucodonosor, al igual que el profeta Daniel, la cual será cortada del monte (o enviada del cielo) e impactará los reinos humanos y los desmenuzará, para establecerse como el reino eterno de Dios. Tanto la resurrección de Cristo, como la de la Iglesia, los mártires de la tribulación y los santos del Antiguo Testamento constituyen la primera resurrección.
Por esto mi estimado hermano, es demasiado importante para todos saber donde vamos a vivir en la eternidad. Cada persona que ha existido, existe y existirá tiene un destino eterno, nadie desaparecerá completamente, ni habrá un estado de inconsciencia. Los salvados tendrán vida y gloria eterna y los condenados vergüenza y confusión perpetua. Solamente tu decides el camino que vas a tomar, acepta a Jesús hoy y escapa del camino de la condenación. Solamente Cristo es el camino, la verdad y la vida, nadie alcanza la salvación sino a través de Él,
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (juan 14:6)
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” (Juan 11:25,26)
Continuará…
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