DESTRUCCIÓN DEL ANTICRISTO, AUNQUE NO POR MANO HUMANA (Parte 2)
En la pasada publicación pudimos ver a través de las escrituras proféticas, el falso pacto que concretará el anticristo con la nación de Israel, al comienzo del período de la tribulación. Dios le llama: El pacto con la muerte, ya que estará diseñado para desarmar militarmente al pueblo judío, hacerlo descansar sobre una falsa paz y seguridad y propinarle un ataque sorpresivo combinado de varias naciones lideradas por Rusia, con el fin de aniquilarlos completamente,
“He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo. Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme…” (Isaías 28:16-18)
Dios peleará con mano poderosa contra esos pueblos que invadirán la tierra de Israel y serán destruidos sobrenaturalmente, lo que provocará la ruptura del falso pacto y la persecución más horrible que la nación judía haya experimentado en su historia. El fracaso de esa misión será el comienzo del final para el anticristo y su gobierno nefasto; se llenará de gran ira al ver su plan frustrado. La alianza de pueblos árabes, representados por el rey del sur, le pedirán cuentas sobre el fracaso del acuerdo, atacando su sede en Europa (Bruselas), por lo que el anticristo reunirá sus tropas y devolverá el ataque en el Medio Oriente, destruyendo la capacidad militar de los países árabes,
“Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará.” (Daniel 11:40)
Estos acontecimientos serán una clara advertencia de que la segunda venida de Jesús estará por acontecer, por lo que el anticristo entrará en pánico y desesperación. Recordemos que los juicios de las siete copas se derramarán exclusivamente sobre el gobierno de la bestia, causando su desmoronamiento total.Las úlceras malignas y pestilentes, la muerte de todo animal marino, contaminación de las aguas potables, el sobrecalentamiento del sol causando dolores y úlceras incurables, la confrontación militar con los reyes del oriente, el terremoto mas grande de la historia y una lluvia de gigantescos granizos serán mucho mas de lo que puedan soportar. (Apocalipsis 16)
El anticristo será testigo del derrumbe de su propio gobierno sin poder hacer nada para evitarlo. Casi a borde de la locura entrará a la tierra de Israel buscando matar a los enemigos de su causa. Infligirá al pueblo escogido la mayor tribulación que jamás haya conocido, el tiempo de angustia para Jacob,
“Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán.” (Daniel 11:41-43)
Las antiguas regiones de Edom, Moab y Amon serán preparadas por Dios para albergar a los judíos que rehusen afiliarse al gobierno de la bestia. Estos huirán hacia estas ciudades ubicadas en la región conocida en la actualidad como Cisjordania.
Mientras el anticristo se encuentre enfrascado en esta guerra por conquistar la tierra de Israel, escuchará la noticia de la movilización de los reyes del oriente para ajustar cuentas por el fracaso del pacto con Israel y la invasión de Gog. Esta confrontación militar tendrá lugar en el Valle de Meguido y se le conoce como la batalla de Armagedón. Esto le causará una gran preocupación y temor ya que estará consciente del poderío militar de esos ejércitos,
“Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.” (Daniel 11:44)
Será un temible ejército que se compondrá de 200 millones de soldados, altamente equipados, con las más avanzadas armas de guerra. Dice la escritura que por donde pasan solo dejan desolación,
“Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones. Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape.” (Joel 2:2,3)
“Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.” (Apocalipsis 9:15,16)
“Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.” (Apocalipsis 16:16)
En un desesperado intento de frustrar los planes de Dios e impedir su venida, el anticristo profanará el templo de Jerusalén y se sentará a exigir adoración, intentando reemplazar el culto verdadero a Jehová, y establecer el trono de Satanás sobre el mundo. Este es el objetivo final de las sociedades luciferinas a través del mundo, los mismos que dirigen el desarrollo del Nuevo Orden Mundial, el cual no es otra cosa que un Nuevo Desorden Mundial,
“... el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2 Tesalonicenses 2:4)
Las escrituras proféticas llaman a esto: La abominación desoladora. En el pasado ya hubo un evento similar, cuando un rey del Imperio Seléucida, Antíoco Epifanes (175-164 aC.), intentó acabar con la religión judía y obligar al pueblo a adorar los dioses griegos. Para estos efectos sacrificó una cerda sobre el lugar santo del templo (donde se ofrecían los holocaustos bajo el sacerdocio levítico) y derramó su sangre sobre todo el precinto causando gran consternación a todos. Dice la historia que Jehová lo hirió con una plaga maligna, donde la piel de todo su cuerpo se le pudrió en vida. Fue tanto el sufrimiento que tuvo, que le pidió perdón al Señor, pero Jehová no atendió a su súplica y murió en gran agonía.
Más adelante Jesús habló de otra abominación desoladora, peor que la de Antíoco, que se manifestará en los días de la gran tribulación,
“Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” (Mateo 24:15-21)
Si el sacrificio de una cerda y el derramamiento de su sangre sobre el lugar santo del templo es algo abominable, peor será la presencia del anticristo cuando se siente en el templo para demandar la adoración de todos y pretender entronar a Satanás como Dios sobre el mundo,
“... el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.” (2 Tesalonicenses 2:3,4)
Esta abominación debe durar poco tiempo, cerca de 45 días, ya que según la escritura será para el final de la gran tribulación. Después de la ruptura del falso pacto a la mitad de los siete años, transcurrirán 1,290 días hasta que tenga lugar la abominación desoladora. Esto sería tres años y medio, de acuerdo con el calendario bíblico. Luego se menciona la bienaventuranza para los que logren sobrevivir hasta mil trescientos treinta y cinco días, mostrándonos de esta manera la duración del desolador,
“Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.” (Daniel 12:11,12)
“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.” (Daniel 9:27)
El anticristo se percatará de que la segunda venida es inminente e inevitable y en su último acto de locura logrará unir a las naciones sobrevivientes para pelear contra Jesús. Los ejércitos de las naciones que estarán combatiendo en el Valle de Meguido harán una tregua para reenfocar su lucha y hacer frente al Señor Jesucristo e intentar impedir su venida,
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” (Apocalipsis 17:14)
“... y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana.” (Daniel 8:25)
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.” (Apocalipsis 19:19)
Habrá una señal, en forma de resplandor en el cielo previo a la aparición de Jesús, la cual avisará al mundo que ha llegado el momento. No sabemos cuánto tiempo durará esta señal, pero quizás varias horas, no mucho. Habrá gran lamento y lloro entre las naciones, unos por arrepentimiento y los que recibieron la marca del sello de la bestia tendrán que reconocer que su condenación está sellada,
“Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.” (Zacarías 14:6,7)
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” (Mateo 24:29,30)
En la próxima publicación estaremos considerando los eventos de la segunda venida, al igual que los acontecimientos que desencadenarán en el apresamiento del anticristo, el falso profeta, el encierro de Satanás y los ángeles caídos, entre otros.
Continuará...
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