Wednesday, March 3, 2021

CONTEO REGRESIVO HACIA ARMAGEDON


 La Sexta Copa

“El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. He aquí yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.” (Apocalipsis 16:12-16)


Este juicio provocará que las caudalosas aguas del río Eufrates se sequen para allanar el camino a los reyes del oriente. Esto será una señal impresionante ya que este río tiene una anchura de más de 1,100 metros en gran parte de su recorrido y una profundidad sobre los nueve metros, a lo largo de las planicies. Estos reyes reunirán una coalición de naciones que se sitúan desde el río Eufrates hacia el Lejano Oriente. Algunos de estos pueblos son: Irán, Pakistán, India, Corea, Japón y China, entre otros. 


El capítulo trece de Apocalipsis nos enseña que tanto el anticristo, como el falso profeta irán ganando credibilidad entre los moradores de la tierra mediante señales y milagros engañosos. Aquí podemos identificar la fuerza espiritual engañosa, con su demagogia y falsos argumentos, que movilizará las naciones hacia la batalla de Armagedón,

“Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.” (Apocalipsis 16:13,14)


Las ranas simbolizan la inmundicia y complacencia en los deleites pecaminosos de este mundo; éstas son las verdaderas motivaciones que conducen a las naciones a la batalla final.


La mentalidad libertina del mundo caído representa para Dios desnudez espiritual, y se hace un paréntesis en el texto para advertirnos que la venida del Señor será repentina; nuestro deber es cuidar nuestras vestiduras espirituales para ser hallados dignos delante de Dios,

"He aquí yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza." (Apocalipsis 16:15)


“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.” (Lucas 21:34-36)


Es una advertencia que se extiende para todos, tanto para la Iglesia en el tiempo presente, como a las personas que se convertirán durante el periodo de la tribulación y al remanente judío que se vuelve a Dios en dicho tiempo,      

“Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.” (Marcos 13:37)


La profecía de Daniel nos indica que este enfrentamiento con los reyes del oriente provocará mucho temor en el anticristo y lo forzará a dejar su persecución contra el pueblo judío, para atender esta guerra, 

“Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos.” (Daniel 11:44)  


Se menciona que ambos ejércitos avanzarán para encontrarse en el valle de la decisión (Meguido), al norte de Israel, en cumplimiento de la profecía de Zacarías,

“Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.” (Zacarías 14:2,3)


“Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.”  (Joel 3:14-16)


Es muy importante recordar que esta batalla en el valle de Meguido será el resultado de la fracasada invasión de la Confederación del Norte, liderada por Rusia y sus aliados, a la mitad del período de la tribulación. Los reyes del oriente se moverán hacia el valle de Meguido, para litigar contra los ejércitos del gobierno de la bestia por el fracaso de la conspiración del falso pacto con Israel,

"... a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda..." (Daniel 9:27)            


La Séptima Copa

“El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; por que su plaga fue sobremanera grande.” (Apocalipsis 16:17-21)


Este juicio será enviado a través del aire; irá acompañado de la voz de Dios, desde el templo celestial; anunciará la consumación de los juicios divinos sobre el trono de la bestia y la inminente venida del Hijo de Dios para tomar el control de los reinos del mundo. La aparición de relámpagos, voces y truenos trae consigo el mensaje de que algo trascendental está por ocurrir; son símbolos de la ira de Dios sobre una generación temeraria.        


Tendrá lugar el terremoto más grande que las personas hayan conocido; será de tal magnitud que hará que desaparezcan las islas, los montes sean removidos de su lugar y la gran ciudad, Jerusalén, sea dividida en tres partes. Todos los terremotos de la historia, incluyendo los mencionados en el sexto sello (6:12) y en la resurrección de los dos testigos (11:13) se quedarán cortos ante la intensidad de este terremoto que acontecerá con el derramamiento de la séptima copa de juicio. Será tan grande que transformará parte de la topografía de la tierra, principalmente en la ciudad de Jerusalén y las áreas circunvecinas.


En este pasaje, la gran ciudad se refiere a Jerusalén, ya que en sus proximidades fue crucificado el Señor, como se hace referencia en el capítulo once,       

“... la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.” (Apocalipsis 11:8)


Probablemente este sea el terremoto predicho en las profecías del libro de Zacarías,

“Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.” (Zacarías 14:4,5)


La nivelación del terreno que rodea la ciudad y la ampliación de la misma serán indispensables para el acondicionamiento del lugar, de manera que se pueda efectuar el juicio de las naciones, en la segunda venida de Jesús,


“... reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra…  Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.” (Joel 3:2,12)      


“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos...” (Mateo 25:31,32) 


Se anuncia el derrumbe de las grandes ciudades del mundo con sus respectivas economías, todas dependientes de la maquinaria comercial de la gran Babilonia. Esto hace que la misma quede sin soporte y tenga que enfrentar directamente el justo juicio de Dios,

“... y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.” (Apocalipsis 16:19) 


A esto se añade una lluvia de granizo como nunca se ha visto en la historia, pedazos de hielo que alcanzarán el peso de un talento, equivalente a unas 75 libras cada uno; ciertamente esto causará gran mortandad y destrucción. Podemos notar en el texto, que la obstinación de esa generación sera tanta, que preferirán morder sus lenguas de dolor antes de pedirle perdón a Dios y volverse a Él. Obviamente esto es parte del efecto de la mente reprobada que ya no recibe la influencia del Espiritu Santo.


En la próxima publicación estaremos viendo con mas detalles, el origen y la estructura de la Gran Babilonia.


CONTINUARÁ...


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