Los siete ángeles con las plagas postreras
“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.” (Apocalipsis 15:1)
En este capítulo quince del Apocalipsis se describen las siete plagas finales que derrumbarán completamente el andamiaje del gobierno del anticristo y el falso profeta. Serán castigos divinos, que se manifestarán con el propósito de destruir ese nefasto gobierno que llevará a la humanidad al punto del exterminio,
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…” (Daniel 2:44)
“... porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” (Mateo 24:21,22)
En contraste, se nos muestra la cosecha de todas las personas que lograron la victoria sobre el gobierno de la bestia y su marca. Se les nota en un estado de perfecta paz y felicidad, en la presencia del Cordero, adorándolo y esperando la consumación del plan redentor de Dios,
“Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.” ((Apocalipsis 15:2)
El mar de vidrio nos indica el lugar apacible y libre de todo conflicto; el estar mezclado con fuego nos indica que lograron llegar a través de duras pruebas, entre ellas el martirio; las arpas de Dios en sus manos indican una actitud de agradecimiento y adoración hacia el Señor, por su grandeza, justicia y fidelidad. Entonan el cántico de liberación que utilizó Moisés cuando fueron librados de la mano del Faraón. Se utiliza también como el cántico del Cordero, porque en el sentido espiritual, Jesucristo ha hecho lo mismo por nosotros mediante su sacrificio propiciatorio,
“Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.” (Apocalipsis 15:3,4)
Luego se abre el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo, el mismo que sirvió de modelo para que fuese hecho el tabernáculo terrenal en los días de Moisés y la peregrinación de los israelitas a través del desierto,
“Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio…” (v.5)
Este tabernáculo tenía como propósito revelar la grandeza, el poder y la misericordia de Dios por medio de figuras, utensilios y ceremonias que prefiguraban la llegada del Redentor y su obra de gracia. En este mismo lugar se emitió juicio contra los profanos desobedientes que intentaron quemar fuego extraño en el altar,
“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová...” (Levítico 10:1,2)
Lepra en María, la hermana de Moisés , a causa de su insolente murmuración,
“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová… ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.” (Números 12:1,2 8-10)
Desde allí salió juicio contra los rebeldes contenciosos liderados por Datán, Abiram y Coré, que pusieron en tela de juicio el liderazgo de Moisés,
“Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente, y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?...
… se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron en medio de la congregación.” (Números 16:1-3,31-33)
De la misma manera, cuando se abre el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo, salen de la presencia de Dios siete ángeles con vestiduras de gala, las cuales simbolizan santidad y autoridad,
“... y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.” (v.6)
Éstos tienen la comisión de derramar los juicios de las copas, sobre el gobierno de la bestia y todos sus seguidores; será la última secuencia de castigos dirigidos a desarticular y quebrantar toda su estructura de maldad,
“Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.” (v.7,8)
El templo se llenó de humo por la manifestación de la gloria de Dios, indicando la total aprobación divina. Algo semejante ocurrió cuando Salomón trasladó el Arca del Pacto al templo,
“Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre: entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.” (2 Crónicas 5:13,14)
En nuestra próxima publicación estaremos viendo mas a fondo los juicios de las siete copas,
CONTINUARÁ…
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