Monday, February 8, 2021

 


LA TIERRA ES SEGADA (Apocalipsis 14:14-20)

Aquí podemos ver la tercera visión profética del capítulo catorce de Apocalipsis. Notemos que nos describe la secuencia de los eventos que conducirán a los juicios de las copas. Desde el versículo 1-5 está la visión de los 144,000 sellados y su posición privilegiada ante el trono de Dios. Luego, del 6-13 notamos la fuerza vital que impulsa la vida y el mensaje de estos ungidos, desde la perspectiva espiritual. Hoy veremos lo que sucederá luego de esta última oportunidad que el Señor ofrecerá a la humanidad para escapar por su salvación. 


Esta sección nos ilustra una impresionante visión que resalta la autoridad del Hijo de Dios para reinar y su preeminencia sobre toda la creación. Se indica que tendrá en su mano una hoz aguda o instrumento para segar, 

“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.” (Apocalipsis 14:14)


El libro de Apocalipsis esta estructurado de la misma manera que el ciclo agrícola en el antiguo Israel. Esto se realizaba tomando en cuenta los meses de lluvia y los meses secos en el año. Los meses de lluvia eran desde septiembre/octubre hasta marzo/abril, en nuestro calendario. Al principio de este ciclo caía la lluvia temprana, dando vida al terreno seco, luego estaban las lluvias torrenciales que saturaban el terreno y llenaban los depósitos para el resto del año y luego llegaba la lluvia tardía que asentaba el terreno para la siembra y la cosecha durante los meses del verano. En cambio, los meses secos se extendían desde mayo hasta agosto, durante los cuales se realizaban los procesos de la siembra y la cosecha,

“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios” (Lucas 21:29-31) 


En la entrada del año se producía la cebada o alimento de los pobres. Esto representa el tiempo del ministerio terrenal de Jesús, su sacrificio redentor por la humanidad y la formación de la Iglesia. Recordemos que Jesucristo es el pan de vida que descendió del cielo para dar vida a los pobres de corazón, los que reconocen su necesidad de Dios,

“Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” (Juan 6:33-35)

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5:3) 


Comenzando el verano se segaba el trigo; prefigura el arrebatamiento de la Iglesia hacía las esferas celestiales,

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16,17) 

   

En la tercera fase del verano se hacía la trilla  de los granos. Simboliza el período de la tribulación,

“... y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” (Daniel 12:1,2)        


En la cuarta y última etapa del verano se hacía la vendimia de las uvas, pisándolas en el lagar. Esto alude a la reunión de todas las naciones en el Valle de Meguido, donde intentarán pelear contra el Cordero para impedir su regreso. Serán destruidos y la sangre correrá como corre el jugo de las uvas cuando son pisadas,

“Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca.” (Zacarías 14:12)  


“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” (Apocalipsis 17:14) 


La mies representa el remanente fiel de Israel y las demás personas de las naciones que se vuelven a Dios en ese período. Las uvas simbolizan a los que se rendirán ante el gobierno de anticristo y recibirán la marca que sellará su eterna perdición.      


Del templo de Dios en el cielo saldrá un cuarto ángel, como portavoz del Padre y emitirá la orden para segar la mies y preservarla de la destrucción. 


Un quinto ángel saldrá del santuario celestial con otra hoz aguda y un sexto ángel le ordena comenzar la vendimia. En esta visión se ve a Jesucristo como el segador y a los dos ángeles de juicio como los vendimiadores,

... al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” (Mateo 13:30) 


“Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.” (Mateo 13:41-43)    


La siega será para socorrer a los justos del remanente de Israel y ayudar a todos los que en cualquier lugar entregan sus vidas para no recibir la marca de la bestia y permanecer fieles al Señor. En cambio, la vendimia será efectuada con los incrédulos y rebeldes en la batalla de Armagedón; el lagar será el valle de Meguido y la sangre correrá hasta los frenos de los caballos por mil seiscientos estadios, fuera de los muros de la ciudad de Jerusalén, 

“Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.” (Apocalipsis 14:19,20)   


El profeta Joel ya había hablado sobre este momento, muchos siglos atrás,      

“Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.” (Joel 3:13)


Se anuncia que la mies está madura, lo que representa que la humanidad ha llegado a su punto culminante y con sus respectivas decisiones habrán sellado su destino eterno; no hay vuelta atrás. Aquí cabe la solemne expresión del Señor,

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:11,12)


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