Las siete copas de la ira
“Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios. Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.” (Apocalipsis 16:1,2)
La gran voz que se escucha desde el templo es la de Dios, ya que nadie podía entrar allí hasta que se completara el derramamiento de las siete copas de juicio,
“... y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.” (15:8)
La Primera Copa
Este juicio producirá úlceras o llagas malignas y pestilentes; este tipo de laceración no sana, sino que empeora en la medida que progresa la infección cutánea. La piel queda en carne viva y expuesta a todo tipo de bacterias, lo que complica el escenario para el infectado. La piel se va pudriendo en vida y la persona desarrolla un mal olor que es insoportable, aun para sí mismo. En la actualidad, una de las contraindicaciones para el implante del chip RFID es que una vez que la persona lo recibe, se hace parte del organismo y no debe ser removido ya que puede provocar tumores y úlceras de este tipo, aunque no de la magnitud que provocará este juicio de la primera copa. Al ser un castigo divino, el efecto es mayor y más generalizado. Para el año 2030 la ONU proyecta implantar este microchip a toda la humanidad como parte de la implementación del Nuevo Orden Mundial; en este caso, su uso sería obligatorio para identificarse y hacer cualquier tipo de transacción comercial. En el presente, el implante del microchip es voluntario y no requiere negar su fe en Dios, aunque no deja de ser peligroso para la salud y la libertad de las personas.
En los días del derramamiento de la primera copa, las personas que reciban esta marca se darán cuenta del gran error que habrán cometido al darle la espalda a Dios para unirse a un sistema que los llevará a la perdición eterna.
La Segunda Copa
“El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.” (v.3)
El meteorito que caerá sobre el mar durante el juicio de la segunda trompeta solo afectará la tercera parte de éste, en cambio, en esta segunda copa el juicio se hace extensivo a toda la vida marina en el planeta. El mar es una de las fuentes inagotables de sustento y de materiales de primera importancia para la vida humana, por tal razón el juicio de esta segunda copa cae sobre el mar después de haber herido directamente a los adoradores de la bestia en la primera copa. De esta manera quedará evidenciada la fragilidad de los seres humanos ante los embates de los juicios divinos. Se supone que ante esta situación cualquier persona sensata reconozca su necesidad de Dios y se vuelva a él, pero este no será el caso de esa generación contumaz, que habrá caído en mente reprobada, prisioneros del juicio eterno,
“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” (Romanos 1:28-32)
La Tercera Copa
“El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.” (Apocalipsis 16:4)
También vimos en el juicio de la tercera trompeta que el meteoroide llamado Ajenjo afectará la tercera parte de los ríos; sin embargo, en esta tercera copa se afectarán todos los cuerpos de agua potable en el mundo. El agua es un líquido vital sin el cual las personas no pueden vivir por más de siete u ocho días. Al convertirse en sangre vemos que el ángel hace un paréntesis, y en tono reflexivo reconoce la perfecta justicia de Dios,
“Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.” (Apocalipsis 16:5,6)
Seguidamente otro ángel lo reafirma,
“También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.” (Apocalipsis 16:7)
La Cuarta Copa
“El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” (Apocalipsis 16:8,9)
Las condiciones de la atmósfera se están preparando para una ruptura sin precedentes en la capa de ozono. La misma está diseñada para filtrar la entrada de los rayos ultravioletas del sol a la tierra. Esto evita que el sol caliente excesivamente y queme toda vida vegetal, animal y humana sobre la faz del planeta.
Podemos ver que mientras más avance la consumación de los juicios divinos, la dureza de corazón será mayor sobre aquellos que no desean arrepentirse, quedará al descubierto la maldad de sus corazones.
La recepción de la marca de la bestia es considerada una blasfemia contra el Espíritu Santo; es insultar y botar de la vida de la persona toda oportunidad de ser redargüida de pecado y traída a Cristo. La persona queda en un estado irreversible de endurecimiento y se constituye en reo de juicio eterno.
La Quinta Copa
“El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.” (Apocalipsis 16:10,11)
Este juicio producirá el desmoronamiento del nefasto gobierno del anticristo. Podemos ver que una vez que comienza cada juicio, éste se extiende hasta el final de la tribulación; todavía estarán los adoradores de la bestia sufriendo de las úlceras malignas de la primera copa, la ausencia de agua potable y las quemaduras del sol, cuando le caen tinieblas sobre la sede de su reino y todos sus dominios. Esto seguramente los llevará a una tremenda confusión y desorientación en todos sus planes,
“... mas llegará a su fin y no tendrá quien le ayude.” (Daniel 11:45)