Tuesday, February 23, 2021


 Las siete copas de la ira

“Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios. Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.” (Apocalipsis 16:1,2) 


La gran voz que se escucha desde el templo es la de Dios, ya que nadie podía entrar allí hasta que se completara el derramamiento de las siete copas de juicio,

“... y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.” (15:8) 

 

La Primera Copa

Este juicio producirá úlceras o llagas malignas y pestilentes; este tipo de laceración no sana, sino que empeora en la medida que progresa la infección cutánea. La piel queda en carne viva y expuesta a todo tipo de bacterias, lo que complica el escenario para el infectado. La piel se va pudriendo en vida y la persona desarrolla un mal olor que es insoportable, aun para sí mismo. En la actualidad, una de las contraindicaciones para el implante del chip RFID es que una vez que la persona lo recibe, se hace parte del organismo y no debe ser removido ya que puede provocar tumores y úlceras de este tipo, aunque no de la magnitud que provocará este juicio de la primera copa. Al ser un castigo divino, el efecto es mayor y más generalizado. Para el año 2030 la ONU proyecta implantar este microchip a toda la humanidad como parte de la implementación del Nuevo Orden Mundial; en este caso, su uso sería obligatorio para identificarse y hacer cualquier tipo de transacción comercial. En el presente, el implante del microchip es voluntario y no requiere negar su fe en Dios, aunque no deja de ser peligroso para la salud y la libertad de las personas.

En los días del derramamiento de la primera copa, las personas que reciban esta marca se darán cuenta del gran error que habrán cometido al darle la espalda a Dios para unirse a un sistema que los llevará a la perdición eterna.  


La Segunda Copa

“El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.” (v.3)   


El meteorito que caerá sobre el mar durante el juicio de la segunda trompeta solo afectará la tercera parte de éste, en cambio, en esta segunda copa el juicio se hace extensivo a toda la vida marina en el planeta. El mar es una de las fuentes inagotables de sustento y de materiales de primera importancia para la vida humana, por tal razón el juicio de esta segunda copa cae sobre el mar después de haber herido directamente a los adoradores de la bestia en la primera copa. De esta manera quedará evidenciada la fragilidad de los seres humanos ante los embates de los juicios divinos. Se supone que ante esta situación cualquier persona sensata reconozca su necesidad de Dios y se vuelva a él, pero este no será el caso de esa generación contumaz, que habrá caído en mente reprobada, prisioneros del juicio eterno,

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” (Romanos 1:28-32) 


La Tercera Copa

“El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.” (Apocalipsis 16:4)


También vimos en el juicio de la tercera trompeta que el meteoroide llamado Ajenjo afectará la tercera parte de los ríos; sin embargo, en esta tercera copa se afectarán todos los cuerpos de agua potable en el mundo. El agua es un líquido vital sin el cual las personas no pueden vivir por más de siete u ocho días. Al convertirse en sangre vemos que el ángel hace un paréntesis, y en tono reflexivo reconoce la perfecta justicia de Dios, 

“Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.” (Apocalipsis 16:5,6)


Seguidamente otro ángel lo reafirma, 

“También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.” (Apocalipsis 16:7)


La Cuarta Copa

“El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” (Apocalipsis 16:8,9)


Las condiciones de la atmósfera se están preparando para una ruptura sin precedentes en la capa de ozono. La misma está diseñada para filtrar la entrada de los rayos ultravioletas del sol a la tierra. Esto evita que el sol caliente excesivamente y queme toda vida vegetal, animal y humana sobre la faz del planeta. 

Podemos ver que mientras más avance la consumación de los juicios divinos, la dureza de corazón será mayor sobre aquellos que no desean arrepentirse, quedará al descubierto la maldad de sus corazones.

La recepción de la marca de la bestia es considerada una blasfemia contra el Espíritu Santo; es insultar y botar de la vida de la persona toda oportunidad de ser redargüida de pecado y traída a Cristo. La persona queda en un estado irreversible de endurecimiento y se constituye en reo de juicio eterno.


La Quinta Copa

“El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.” (Apocalipsis 16:10,11)


Este juicio producirá el desmoronamiento del nefasto gobierno del anticristo. Podemos ver que una vez que comienza cada juicio, éste se extiende hasta el final de la tribulación; todavía estarán los adoradores de la bestia sufriendo de las úlceras malignas de la primera copa, la ausencia de agua potable y las quemaduras del sol, cuando le caen tinieblas sobre la sede de su reino y todos sus dominios. Esto seguramente los llevará a una tremenda confusión y desorientación en todos sus planes, 

“... mas llegará a su fin y no tendrá quien le ayude.” (Daniel 11:45)


Monday, February 15, 2021


 Los siete ángeles con las plagas postreras

“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.” (Apocalipsis 15:1) 


En este capítulo quince del Apocalipsis se describen las siete plagas finales que derrumbarán completamente el andamiaje del gobierno del anticristo y el falso profeta. Serán castigos divinos, que se manifestarán con el propósito de destruir ese nefasto gobierno que llevará a la humanidad al punto del exterminio,

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…” (Daniel 2:44) 


“... porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” (Mateo 24:21,22)


En contraste, se nos muestra la cosecha de todas las personas que lograron la victoria sobre el gobierno de la bestia y su marca. Se les nota en un estado de perfecta paz y felicidad, en la presencia del Cordero, adorándolo y esperando la consumación del plan redentor de Dios,

“Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.” ((Apocalipsis 15:2)


El mar de vidrio nos indica el lugar apacible y libre de todo conflicto; el estar mezclado con fuego nos indica que lograron llegar a través de duras pruebas, entre ellas el martirio; las arpas de Dios en sus manos indican una actitud de agradecimiento y adoración hacia el Señor, por su grandeza, justicia y fidelidad. Entonan el cántico de liberación que utilizó Moisés cuando fueron librados de la mano del Faraón. Se utiliza también como el cántico del Cordero, porque en el sentido espiritual, Jesucristo ha hecho lo mismo por nosotros mediante su sacrificio propiciatorio, 

“Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.” (Apocalipsis 15:3,4)     


Luego se abre el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo, el mismo que sirvió de modelo para que fuese hecho el tabernáculo terrenal en los días de Moisés y la peregrinación de los israelitas a través del desierto,

“Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio…” (v.5)  


Este tabernáculo tenía como propósito revelar la grandeza, el poder y la misericordia de Dios por medio de figuras, utensilios y ceremonias que prefiguraban la llegada del Redentor y su obra de gracia. En este mismo lugar se emitió juicio contra los profanos desobedientes que intentaron quemar fuego extraño en el altar, 

“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová...” (Levítico 10:1,2)


Lepra en María, la hermana de Moisés , a causa de su insolente murmuración,  

“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová… ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.” (Números 12:1,2 8-10)


Desde allí salió juicio contra los rebeldes contenciosos liderados por Datán, Abiram y Coré, que pusieron en tela de juicio el liderazgo de Moisés, 

“Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente, y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?...

… se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron en medio de la congregación.” (Números 16:1-3,31-33)         


De la misma manera, cuando se abre el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo, salen de la presencia de Dios siete ángeles con vestiduras de gala, las cuales simbolizan santidad y autoridad,

“... y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.” (v.6) 


Éstos tienen la comisión de derramar los juicios de las copas, sobre el gobierno de la bestia y todos sus seguidores; será la última secuencia de castigos dirigidos a desarticular y quebrantar toda su estructura de maldad, 

“Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.” (v.7,8) 


El templo se llenó de humo por la manifestación de la gloria de Dios, indicando la total aprobación divina. Algo semejante ocurrió cuando Salomón trasladó el Arca del Pacto al templo, 

“Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre: entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.” (2 Crónicas 5:13,14) 


En nuestra próxima publicación estaremos viendo mas a fondo los juicios de las siete copas,


CONTINUARÁ…    


Monday, February 8, 2021

 


LA TIERRA ES SEGADA (Apocalipsis 14:14-20)

Aquí podemos ver la tercera visión profética del capítulo catorce de Apocalipsis. Notemos que nos describe la secuencia de los eventos que conducirán a los juicios de las copas. Desde el versículo 1-5 está la visión de los 144,000 sellados y su posición privilegiada ante el trono de Dios. Luego, del 6-13 notamos la fuerza vital que impulsa la vida y el mensaje de estos ungidos, desde la perspectiva espiritual. Hoy veremos lo que sucederá luego de esta última oportunidad que el Señor ofrecerá a la humanidad para escapar por su salvación. 


Esta sección nos ilustra una impresionante visión que resalta la autoridad del Hijo de Dios para reinar y su preeminencia sobre toda la creación. Se indica que tendrá en su mano una hoz aguda o instrumento para segar, 

“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.” (Apocalipsis 14:14)


El libro de Apocalipsis esta estructurado de la misma manera que el ciclo agrícola en el antiguo Israel. Esto se realizaba tomando en cuenta los meses de lluvia y los meses secos en el año. Los meses de lluvia eran desde septiembre/octubre hasta marzo/abril, en nuestro calendario. Al principio de este ciclo caía la lluvia temprana, dando vida al terreno seco, luego estaban las lluvias torrenciales que saturaban el terreno y llenaban los depósitos para el resto del año y luego llegaba la lluvia tardía que asentaba el terreno para la siembra y la cosecha durante los meses del verano. En cambio, los meses secos se extendían desde mayo hasta agosto, durante los cuales se realizaban los procesos de la siembra y la cosecha,

“También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios” (Lucas 21:29-31) 


En la entrada del año se producía la cebada o alimento de los pobres. Esto representa el tiempo del ministerio terrenal de Jesús, su sacrificio redentor por la humanidad y la formación de la Iglesia. Recordemos que Jesucristo es el pan de vida que descendió del cielo para dar vida a los pobres de corazón, los que reconocen su necesidad de Dios,

“Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” (Juan 6:33-35)

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5:3) 


Comenzando el verano se segaba el trigo; prefigura el arrebatamiento de la Iglesia hacía las esferas celestiales,

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16,17) 

   

En la tercera fase del verano se hacía la trilla  de los granos. Simboliza el período de la tribulación,

“... y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” (Daniel 12:1,2)        


En la cuarta y última etapa del verano se hacía la vendimia de las uvas, pisándolas en el lagar. Esto alude a la reunión de todas las naciones en el Valle de Meguido, donde intentarán pelear contra el Cordero para impedir su regreso. Serán destruidos y la sangre correrá como corre el jugo de las uvas cuando son pisadas,

“Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca.” (Zacarías 14:12)  


“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” (Apocalipsis 17:14) 


La mies representa el remanente fiel de Israel y las demás personas de las naciones que se vuelven a Dios en ese período. Las uvas simbolizan a los que se rendirán ante el gobierno de anticristo y recibirán la marca que sellará su eterna perdición.      


Del templo de Dios en el cielo saldrá un cuarto ángel, como portavoz del Padre y emitirá la orden para segar la mies y preservarla de la destrucción. 


Un quinto ángel saldrá del santuario celestial con otra hoz aguda y un sexto ángel le ordena comenzar la vendimia. En esta visión se ve a Jesucristo como el segador y a los dos ángeles de juicio como los vendimiadores,

... al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” (Mateo 13:30) 


“Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.” (Mateo 13:41-43)    


La siega será para socorrer a los justos del remanente de Israel y ayudar a todos los que en cualquier lugar entregan sus vidas para no recibir la marca de la bestia y permanecer fieles al Señor. En cambio, la vendimia será efectuada con los incrédulos y rebeldes en la batalla de Armagedón; el lagar será el valle de Meguido y la sangre correrá hasta los frenos de los caballos por mil seiscientos estadios, fuera de los muros de la ciudad de Jerusalén, 

“Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.” (Apocalipsis 14:19,20)   


El profeta Joel ya había hablado sobre este momento, muchos siglos atrás,      

“Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.” (Joel 3:13)


Se anuncia que la mies está madura, lo que representa que la humanidad ha llegado a su punto culminante y con sus respectivas decisiones habrán sellado su destino eterno; no hay vuelta atrás. Aquí cabe la solemne expresión del Señor,

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:11,12)