El cántico de los ciento cuarenta y cuatro mil sellados
“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.” (Apocalipsis 14:1-5)
En contraste con el panorama de juicio y desolación por el cual estará atravesando la humanidad, se nos presenta en el capítulo catorce un ambiente de perfecta paz, gozo y victoria entre los ciento cuarenta y cuatro mil que llevarán el sello del verdadero Dios. A diferencia del tormento, la vergüenza y la condenación que reciben los que son marcados con el sello de la bestia, está la bendición, la esperanza y la salvación de los que son marcados con el sello del Dios vivo.
Entonarán una canción de triunfo que no podrá ser imitada por nadie. La ubicación del Cordero con los ciento cuarenta y cuatro mil en pie sobre el monte de Sion no será necesariamente literal, sino una ubicación representativa de su condición espiritual, en otras palabras, es la posición singular que ocuparán junto al Señor en el desarrollo de su plan y el hecho de que se les vea parados sobre el monte de Sion nos habla de la fidelidad de Dios y la inmutabilidad de su carácter,
“...porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” (Miqueas 4:2)
Serán 12,000 de cada tribu de Israel y tendrán la marca del sello de Dios. Recibirán una poderosa unción para alcanzar y reunir a las doce tribus dispersas del pueblo escogido por todo el mundo,
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” (Mateo 24:31)
Se resalta el carácter intachable de ellos, lo que les permite estar en esa posición privilegiada delante del Señor. Serán vírgenes, esto pudiera significar pureza doctrinal, no necesariamente que no estén casados. La descripción que se ofrece indica que no se contaminaron con mujeres, esto podría aludir a que no serán adúlteros, ni polígamos, sino maridos de una sola mujer,
“Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar…” ( Timoteo 3:1,2)
Otra posibilidad es que sean realmente eunucos separados para Dios. Ante el arduo trabajo que tendrán de proclamar la Palabra en todo el mundo y bajo fuerte persecución, es más conveniente moverse solo que con familia,
“Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.” (1 Corintios 7:32,33)
Se menciona la fidelidad y la honradez de estos escogidos, conocida desde el trono de Dios. Serán personas de una fe inquebrantable, separadas para esta gran misión; no serán arrebatados con la Iglesia, pero son parte de ella. No serán afectados por los castigos divinos del período de la tribulación,
“Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.” (Apocalipsis 9:4)
Se dice que fueron redimidos de entre los de la tierra, como primicias para Dios y el Cordero. Son la primera cosecha de Dios del tiempo de la tribulación; son sellados al comienzo del período y su ministerio se extenderá a través de la primera mitad. Muy probablemente pertenecen al sector fiel, conservador del Judaísmo. Luego de ver que la Iglesia es arrebatada, se darán cuenta de la veracidad de las enseñanzas del Cristianismo, se les manifestará la revelación de la obra redentora de Jesús y recibirán el sello y la unción de Dios para esta gran labor,
“Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.” (Isaías 66:19-21)
CONTINUARÁ ...
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