El mensaje de los tres ángeles
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas...” (Apocalipsis 14:6-13)
Notemos que el mensaje de estos tres ángeles debe ser el mensaje de los 144,000 sellados, por lo tanto es representativo de la obra que Dios estará realizando a través de ellos en este tiempo tan difícil. La visión se concentra en el origen espiritual del denuedo con que estarán predicando y el total respaldo que recibirán del Señor Dios, lo que les permitirá impactar poderosamente a esa generación. El término ángel, cuyo significado es mensajero, no siempre denota literalmente un ser, sino una unción, un mensaje de Dios que corre el mundo,
“El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros. El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.” (Salmo 104:4,5)
Recordemos que en este punto de la historia, con la séptima trompeta sonando, se estará cerrando la oportunidad de salvación para los gentiles y así dar paso a la secuencia de los juicios de las copas, donde Dios estará trabajando de manera especial con la salvación de la nación de Israel,
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.” (Romanos 11:25,26)
El primer ángel emite el anuncio mientras vuela por en medio del cielo, con la intención de ser escuchado por todos y como un último aviso para que las personas se vuelvan a Dios y escapen de los juicios que tendrán lugar a continuación. El mensaje es el evangelio eterno de salvación; las buenas noticias de redencion para la humanidad a traves de un Salvador divinamente escogido. Aun cuando toda la sociedad se desintegre en el caos, el evangelio no pierde ni un ápice de su valor o relevancia. Da lo mismo si los hombres creen en él o lo rechazan, sigue siendo el único medio para la salvación de los seres humanos. Es el plan eterno de Dios, y por lo tanto, no tiene fecha de caducidad. Estará llegando a su fin los juicios de la tribulación, por lo que el Señor sigue extendiendo las oportunidades para la salvación de los que se vuelvan a Él.
El segundo ángel le sigue con un anuncio anticipando la caída de Babilonia,
“Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.” (Apocalipsis 14:8)
Surge la primera mención de "Babilonia" en este libro. Y aunque en este momento su caída será todavía futura, es tan cierta que la Palabra habla de ella como si ya hubiera sucedido. A través de las Sagradas Escrituras, la ciudad literal de Babilonia ha sido enemiga de Dios y de su pueblo. Allí se construyó el primer centro de idolatría, donde se desafió la soberanía de Dios,
“Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra…” (Génesis 11:1-9)
Desde entonces se ha proyectado como un sistema mundial de corrupción e idolatría. Posteriormente y bajo el mandato del rey Nabucodonosor, conquistaron a Jerusalén, destruyeron el templo de Dios y tuvieron cautivo al pueblo judío durante setenta años. Conforme a lo dicho por Dios a través de sus siervos los profetas, aquella Babilonia de la antigüedad fue destruida para siempre, sin embargo, la semilla de la rebelión ha continuado su desarrollo y resurgirá con mucha fuerza en los tiempos finales en la forma del imperio romano revivido.
Este sistema político, económico y religioso será preparado por el falso profeta y gobernado por el anticristo. Harán la guerra para impedir que Jesús regrese, pero serán destruidos,
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” (Apocalipsis 17:14)
Su principal meta será ejercer su perversa influencia sobre toda la tierra. Actuará como un agente anti Dios, corrompiendo a todas las naciones, enfrentándolas contra el soberano Creador. Esta será la causa final de su caída,
"... porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación"
El sistema de la gran Babilonia tendrá un doble aspecto: El religioso y comercial. Veremos más adelante que su caída se dará en dos etapas:
La caída de la Babilonia religiosa o la gran ramera que se sienta sobre muchas aguas– (Apocalipsis 17:15-18)
La caída de la Babilonia comercial o la Federación de los diez reyes– (Apocalipsis 18)
El tercer ángel le seguirá, proclamando una solemne advertencia,
“Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.”, (Apocalipsis 14:9-11)
Estos anuncios predicen el inminente derrumbe de los sistemas humanos de gobierno, y advierten sobre la condenación eterna de todo el que rechaza la gracia de Dios. Luego se emite la exhortación de Dios, que llama al remanente fiel a mantenerse firme, sin claudicar en su fe, porque hay salvación y bendiciones eternas para todos los que perseveren hasta el fin,
“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz que desde el cielo me decía: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Si, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.” (Apocalipsis 14:12,13)