Monday, April 3, 2023

EL JUICIO FINAL ANTE EL GRAN TRONO BLANCO

 


El JUICIO FINAL ANTE EL GRAN TRONO BLANCO

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:11-15) 

En este interesante pasaje de la literatura apocalíptica podemos apreciar el último evento que tendrá lugar antes de la restauración total del orden divino en el universo. Será el quinto de la secuencia de juicios, aquí se completará la justa recompensa a cada individuo que haya existido sobre la faz de la tierra. 

De forma resumida recordemos los primeros cuatro:

  1. El juicio de los creyentes ante el Tribunal del Bimah o silla de la recompensa- Tendrá lugar en el tercer cielo, una vez trasladado el cuerpo de creyentes que compondrá la verdadera Iglesia de Jesucristo. (2 Corintios 5:10)    
  2. El juicio de Israel- Ocurrirá en la segunda venida de Jesús, donde se hará separación entre las vírgenes prudentes y las insensatas. (Mateo 25:1-13) 
  3. El juicio de las naciones- Ocurrirá después de la segunda venida, pero antes de establecerse formalmente el gobierno teocrático del Mesías. (Mateo 25:31-46)  
  4. El juicio de Satanás y sus ángeles caídos- Después de cumplido los mil años tendrá lugar la última revuelta de Satanás y sus ángeles caídos. Dios aplastará la enorme multitud de ejércitos que se movilizarán contra el pueblo de Dios. Satanás será lanzado para siempre al lago de fuego que arde con azufre junto con todos sus ángeles caídos. (Apocalipsis 20:7-10) 

Cada uno de estos juicios ocurrirá en su debido orden, lugar y personas involucradas, 

“Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.” (1 Corintios 15:23)   

El profeta Juan vio un gran trono blanco, el cual simboliza la santidad, pureza, justicia y perfección del Dios Todopoderoso. Se describe que delante de Él  huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar se encontró para ellos. Esto nos deja saber que nadie es digno, ni capaz de emitir este tipo de juicio. Solamente un ser omnisciente es capaz de conocer los más intrínsecos misterios de la conducta humana y dar la justa recompensa a su modo de vida,

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” (Jeremías 17:9,10) 

“Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.” (1 Corintios 4:5)    

Se habla de la resurrección de todas las personas que no estuvieron involucradas en los primeros cuatro juicios. Se habla de los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Obviamente esto no se refiere a niños, ya que la inocencia de ellos los hace sin culpa ante el trono del Señor; se refiere más bien a jerarquías humanas, no a edad cronológica. Aquí comparecerán reyes, emperadores, magnates, personas muy reconocidas e influyentes durante su vida terrenal. También llegarán  gente pobre y sencilla de todos los países del mundo y de todas las épocas desde la creación del ser humano en Edén.        

El pasaje nos deja ver que los registros de la vida de cada uno de ellos quedarán al descubierto,

“... los libros fueron abiertos…” (Apocalipsis 20:12)

El profeta Daniel alcanzó a ver este gran momento en visión profética cerca del año 555 aC.,

“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.” (Daniel 7:9,10)  

Dice el texto que también será abierto el libro de la vida, de manera separada pero relacionada. Sabemos que en este registro solamente están incluidas las personas salvas, por lo cual se deja ver que habrá un margen para la salvación de algunos que acudan a este juicio. No habría razón para abrirlo sí no se fuera a utilizar. 

Habrá dos grandes grupos que serán resucitados: Los que subirán del mar y los que saldrán del Hades,

“... el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos…” (v.13)  

En la simbología bíblica el mar representa a las naciones de todas las partes del planeta,

“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos…” (Apocalipsis 13:1)

“Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.” (Apocalipsis 17:15) 

En cambio, el Hades o infierno es el lugar de espera para los condenados de todas las épocas; los que murieron en rebelión contra Dios, con conocimiento de causa y bajo diferentes circunstancias,

“... mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. (Marcos 9:45,46) 

Ambos grupos serán juzgados por sus obras, tanto para alcanzar misericordia, como para ser condenados. Los participantes serán evaluados de acuerdo a sus decisiones personales y al conocimiento que tuvieron de la verdad, 

“…fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras…” (Apocalipsis 20:12) 

El grupo que sale del mar representa a todos las personas que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios, inclusive los que nacieron en religiones de error e hicieron lo que mejor entendían conforme a sus marcos de referencia de lo que es bueno o malo. Los seres humanos nacemos naturalmente con una conciencia que nos permite discernir más o menos lo que está bien o mal, aunque nunca hayamos escuchado la verdad de Dios, 

“Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.” (Romanos 2:14-16)   

Luego serán resucitados los que subirán del Hades o infierno; éstos indefectiblemente no tendrán oportunidad de salvación. Se les leerá el edicto de culpabilidad por su rechazo a la ley divina y se dispondrá el justo castigo por su rebelión en contra del Creador. 

Recibirán un cuerpo de condenación y serán trasladados al Gehena o lago de fuego que arde con azufre, donde serán atormentados sin descanso por la eternidad. Será una existencia en estado de muerte, donde no dejarán de existir y estarán plenamente conscientes. Será el justo pago para los que desprecian la vida y abrazan la muerte. 

La palabra nos ofrece una lista de algunas cualidades que tendrán los que sean llevados a la perdición eterna,

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (Apocalipsis 21:8) 

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” (1 Corintios 6:9,10) 

La base de la condenación es el rechazo a la verdad divina, la obstinación de vivir de acuerdo a nuestros propios intereses y pasiones. Bajo la gracia, todos los pecados fueron llevados por Jesús a la cruz, pero a todos los que no creen, sus propios pecados les aplastarán y los llevarán a la condenación. Le toca al individuo decidir en vida y por voluntad propia ese destino; Dios trabajará hasta el final para salvarnos, pero jamás violentará nuestra capacidad de elegir, 

“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” (Juan 3:17-21)  

En el sector de los que serán juzgados por conciencia, muchos serán salvos porque hicieron lo correcto conforme al conocimiento que tenían. Se deja ver por inferencia que los que no sean echados al lago de fuego alcanzarán la salvación. Estas personas habrán sido instruidas en la verdad sobre la salvación por medio del sacrificio redentor de Jesús en las esferas celestiales desde el momento de su muerte,  

“… Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego…” (Apocalipsis 20:15) 

Amigo(a), no lo pospongas más,  rinde tu vida a Dios, pídele perdón por tus pecados y acepta a Jesús como tu Señor y Salvador, aquí se decide nuestro destino eterno; no existe cosa alguna que pueda sustituir nuestra salvación eterna,

“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (Juan 3:17,18) 

“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.” (Romanos 10:8-11)

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:24-26) 

No te pierdas nuestra próxima edición donde estaremos considerando el tema de los cielos nuevos y nueva tierra en la eternidad. Dios te bendiga. 








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