LA SEGUNDA VENIDA DE JESÚS Y LA DESTRUCCIÓN FINAL DEL ANTICRISTO (Parte 2)
El versículo once del capítulo diecinueve de Apocalipsis abre con la aparición del Hijo de Dios llegando con su pueblo sobre las nubes del cielo con poder y gloria,
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.” (Apocalipsis 19:11-14)
Su venida será vista por toda la humanidad sobreviviente en la Tierra,
“... He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.” (Apocalipsis 1:7)
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.” (Lucas 21:25-27)
Como vimos en la pasada publicación, el anticristo y los ejércitos de las naciones que estarán combatiendo en Armagedón harán una tregua para enfrentar a Jesús en su venida,
“... y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana.” (Daniel 8:25)
“Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.” (Daniel 11:45)
Las escrituras proféticas describen la manera en que el anticristo, el falso profeta y los ejércitos de las naciones quedarán fulminados ante el comando de la palabra que saldrá de la boca de Jesús,
“... inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida… (2 Tesalonicenses 2:8)
“Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca.” (Zacarías 14:12)
“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” (Apocalipsis 19:15,16)
Este será el cumplimiento de antiguas profecías que anuncian la destrucción de los reinos del mundo para dar paso al reino eterno de Dios. Serán impactados y disueltos para dejar atrás todos los abusos, atropellos e injusticias que han cometido a través de la historia,
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…” (Daniel 2:44)
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” (Daniel 7:13,14)
El falso profeta y el anticristo serán atrapados vivos y lanzados a la profundidad del lago de fuego que arde con azufre; serán atormentados día y noche por la eternidad. Este será el final de estos infames personajes,
“Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.” (Apocalipsis 19:20)
“... le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.” (Daniel 7:26,27)
El lago de fuego que arde con azufre (heb.Hinom; gr.Gehenna) es la morada final de los condenados, todavía nadie ha ido a ese lugar. En el presente, los que mueren en condenación descienden al infierno (gr. Hades) el cual es un lugar de espera hasta el juicio final, como veremos más adelante. El anticristo y el falso profeta tendrán la fatídica distinción de estrenar ese lugar de tormento.
Las demás personas que se prestarán para la rebelión contra Jesús serán muertas y sus almas descenderán al Hades a esperar por el juicio final ante el gran trono blanco,
“Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.” (Apocalipsis 19:21)
El justo juicio de Dios caerá de manera tan explosiva sobre sus enemigos, que el Valle de Meguido se convertirá como un gran lagar donde se pisan las uvas para extraer su jugo y se formará un río de sangre de aproximadamente seis pies de profundidad y cubrirá un área de aproximadamente 300 km,
“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.” (Apocalipsis 19:15)
“Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.” (Apocalipsis 14:20)
Por otro lado, el capítulo veinte nos describe la captura y encierro de Satanás y sus ángeles caídos. Se menciona al ángel de Dios que tiene el poder y la autoridad de abrir y cerrar el abismo,
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.” (Apocalipsis 20:1-3)
El abismo es un lugar muy temido por los demonios, recordemos los ruegos que le hicieron a Jesus los espíritus inmundos que poseían al hombre gadareno,
“Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.” (Lucas 8:30,31)
Son prisiones de oscuridad y extrema maldad donde ya habitan demonios específicos que poseen tanta fuerza, que Dios decidió encerrarlos ahí desde tiempos antiguos,
“Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día…” (Judas 1:6)
Dicen las Sagradas Escrituras que tienen por líder a Apolión, que significa: El destructor. La humanidad de ese tiempo probará levemente el impacto de la furia y la fuerza de estos entes,
“... su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.” (Apocalipsis 9:5,6)
El encierro de Satanás y los demonios tendrá una duración de mil años, después de lo cual saldrá con gran furia hacía una rebelión final que lo llevará a la total destrucción en el lago de fuego que arde con azufre. Esto lo veremos con más detalles en próximas publicaciones.
Queridos amigos, procuremos estar preparados cada día, sirviendo al Señor en espíritu y en verdad. Nuestra realidad puede cambiar en cualquier momento, ya sea por el arrebatamiento de la Iglesia o por la muerte física. Los placeres de esta vida son pasajeros y nos pueden conducir por el camino equivocado si no evaluamos nuestros pasos continuamente,
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:15-17)
Continuará…
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