Friday, December 11, 2020


 EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 13) La gran batalla celestial 

La segunda parte del capítulo doce de Apocalipsis nos ilustra la gran batalla en el cielo entre Miguel y sus ángeles y el dragón y sus ángeles, 

“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón y sus ángeles; y luchaban el dragón y sus ángeles pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:7-11)


Aquí podemos ver lo que estaba ocurriendo en el plano espiritual, mientras nuestro Señor Jesucristo entregaba su vida sobre la cruz del Calvario. Hubo algunas manifestaciones físicas de esta gran batalla, como las tinieblas que cubrieron la tierra mientras Jesús agonizaba,

“Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.” (Lucas 23:44-46)


Era la batalla por la autoridad legal sobre el mundo y los seres humanos; Satanás tenía la potestad de esclavizar a la raza humana bajo “el imperio de la muerte”, porque por engaño había arrebatado a la primera pareja la comunión y el favor de Dios, 

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.” (Hebreos 2:14,15)


El enemigo tenía acceso para entrar al cielo y acusarnos ante el Padre, como hizo en tiempos de Job, por cuanto no había una autoridad legal que se lo impidiera, 

“Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella...” (Job 1:6-12)


“Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová…” (Job 2:1-7)


El sacrificio de Jesús hizo posible la derrota de Satanás y su autoridad sobre los seres humanos. Esta caída había sido anunciada por el Señor un poco antes de su crucifixión,       

“Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará...” (Lucas 10:17-19)

 

“Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12:31,32)


Podemos identificar el momento de este suceso por la gran voz que se oyó en el cielo que daba por efectuada la redención de la humanidad, 

“Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo...” (Apocalipsis 12:10)


La redención completada por nuestro Señor Jesucristo trae consigo la caída de Satanás de las esferas celestiales y su imposibilidad de volver a entrar. Esta realidad la notamos en el plano físico con el gran terremoto que ocurrió seguido a la muerte del Señor. Las piedras se rompieron y los sepulcros de algunos creyentes fueron abiertos y éstos resucitaron, presentándose a sus familiares como muestra de que Jesucristo había vencido a la muerte y sacado a luz la vida, 

“... la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.” (Mateo 27:51-53)    

 

“... nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio…”  (2 Timoteo 1:10,11)


Fue anulada el acta de los decretos que había en contra nuestra ante el trono del Padre; los principados y potestades infernales fueron despojados de su poder; ya no tienen autoridad para esclavizar a las personas que ponen su fe en el Hijo de Dios,

“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” (Colosenses 2:13-15)


El texto nos deja ver que Satanás ha sido siempre nuestro acusador. Nos indisponía ante el Padre, haciendo resaltar nuestras faltas, provocando el juicio de Dios sobre nosotros. Luego del sacrificio propiciatorio del Señor, ya el enemigo no tiene base legal para acusarnos, porque la justicia perfecta de Jesús se nos atribuye, como parte de nuestra relación personal con Él,      

“...ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” (Apocalipsis 12:10)


“¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” (Romanos 8:33,34)


La caída de Satanás y sus ángeles también les anuncia que sus días están contados; que le queda poco tiempo, 

“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” (Apocalipsis 12:12)


Esto lo llena de gran ira y sale con desesperación para realizar todo el daño que pueda hacer en el tiempo que le resta. Su punto principal de ataque es la nación de Israel, recipiente original de la verdad divina y el resto de la descendencia de ella o la Iglesia del Señor, portadora del mensaje del evangelio,     

“Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” (Apocalipsis 12:13-17) 


La iglesia del Señor en este tiempo ha sido investida con el poder de lo alto para hacer frente a todo embate del enemigo; somos el único agente que le pone freno a la maldad sobre el mundo mediante el poder del Espíritu Santo,

“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida…” (2 Tesalonicenses 2:7,8) 


El poder del Espíritu Santo, operando a través de la Iglesia, provoca que las fortalezas del enemigo sean destruidas, los falsos argumentos de las tinieblas, que indisponen a las personas y las alejan de la fe en el verdadero Dios sean derribados y proclamamos con denuedo el mensaje del evangelio, el cual atrae la atención de las personas a las verdades divinas, 

“... porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…” (2 Corintios 10:4,5) 


No es una lucha que ganamos por las fuerzas humanas; se nos muestra la fórmula para la victoria: La fe en el sacrificio redentor de Jesucristo, la obediencia a la palabra de Dios y la negación a nuestras propias pasiones pecaminosas,

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:11)   


Es importante recalcar que durante el período de la tribulación  el poder del Espíritu Santo no estará operando colectivamente como ahora, a través de la Iglesia, porque habrá concluido el año de la buena voluntad de Jehová y será tiempo de ira. Las personas que se salvarán serán perseguidas y decapitadas por causa de su fe en Jesús. La unción de los mártires estará sobre ellos para ayudarles. 


CONTINUARÁ …  


Sunday, December 6, 2020


EL PERÍODO DE LA TRIBULACIÓN (Parte 12) La señal de la mujer vestida del sol 

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.” (Apocalipsis 12:1,2)

En este capítulo se abre un paréntesis en la secuencia de los eventos, y de manera resumida y retrospectiva, se presenta la causa principal del ataque de Satanás contra el pueblo escogido, con el cual Dios estará realizando su plan en ese tiempo.

El capítulo anterior terminó mostrándonos la entrada de la plenitud de los gentiles (Romanos 11:25) y el arca del pacto que se dejó ver desde el cielo, lo cual nos lleva a la revelación del trato divino con la nación recipiente de la verdad divina, Israel. Se le representa vestida del sol, simbolizando el nacimiento de su salvación a través del Nuevo Pacto en Cristo,

“Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.” (Isaías 60:2) 

La luna debajo de sus pies nos habla de los antiguos rituales de la ley mosaica bajo los cuales vivió en su juventud como nación, pero eran solo sombra de las verdades eternas de Cristo. Así como la luna no produce luz propia, sino que refleja la luz que recibe del sol, la ley mosaica era un reflejo de los bienes que había de traer nuestro Señor Jesucristo por medio de su sacrificio expiatorio,

“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.” (Hebreos 10:1)

Sobre su cabeza una corona de doce estrellas; el doce es un número jurídico, tiene que ver con la administración de la justicia divina en la tierra; representa el gobierno terrenal de Jesucristo, del cual Israel forma el centro y la esfera inmediata. Israel estaba segmentada en doce tribus, prefigurando el reinado eterno de Dios sobre el mundo. La iglesia también reinará con Cristo, pero será desde una perspectiva celestial.

Se nos dice que estaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento porque estaba por dar a luz al “Hijo varón que regirá con vara de hierro a las naciones”. No debe ser muy difícil reconocer la identidad de este hijo varón, por las siguientes descripciones:

1. Satanás intentó impedir su nacimiento, 

“... Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.” (Apocalipsis 12:4)

Sabemos que cuando los magos del oriente llegaron a Jerusalén preguntando sobre el nacimiento del rey de los judíos, ya que habían visto la señal de la estrella en el oriente y la siguieron para adorarle, el rey Herodes se turbó, al igual que toda Jerusalén. Luego convocó a los principales sacerdotes y escribas para averiguar más detalladamente sobre las profecías concernientes al nacimiento de Cristo, luego indagó de los magos el tiempo de la aparición de la estrella y de acuerdo a sus cálculos infirió que no debía tener más de dos años de edad, por lo que preparó un plan para que los magos encontraran el lugar exacto donde se encontraba, con la excusa de que él también quería adorarlo. El objetivo era matar a Jesús, por considerarlo una amenaza para su dinastía. Sin embargo, después que los magos encontraron al niño Jesús y le ofrecieron sus presentes, Dios les ordenó por revelación en sueño que regresaran por otro lado. Esto llenó de gran ira al rey Herodes y de acuerdo a sus cálculos mandó a matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Dios había hecho provisión para su Hijo mediante su ángel, quien le mostró en sueños a José que tomara al niño y huyera a la tierra de Egipto, lugar donde permaneció hasta la muerte de Herodes. (Mateo capítulo 2)

2. Se aclara que este hijo varón es el escogido de Dios para regir las naciones con vara de hierro,

“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.” (Salmo 2:7-9)

“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.” (Apocalipsis 19:15)

3. El hijo varón fue arrebatado para Dios y para su trono- Después de haber consumado su misión redentora en la tierra, nuestro Señor Jesucristo se levantó de entre los muertos y estuvo durante cuarenta días dando las instrucciones finales a sus discípulos, para luego ser levantado a la vista de ellos, 

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿porqué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”(Hechos 1:9-11)

Evidentemente, estos tres detalles con que se describe al hijo varón señalan hacia una sola persona: Jesucristo, el Hijo del Dios viviente. A nadie más se le pueden aplicar estas declaraciones.

4. También se presenta a Satanás bajo la figura de un gran dragón escarlata, 

“También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra...” (Apocalipsis 12:3,4) 

El gran dragón escarlata es el autor e instigador de los ataques contra el pueblo de Dios. En este pasaje se usa por primera vez el símbolo del dragón para describir a Satanás. Dentro de la historia nacional de Israel se utilizó este nombre mitológico para algunas personas que atacaron con crueldad y violencia al pueblo de Dios, como por ejemplo a Faraón, rey de Egipto a quien Dios llamó “el gran dragón que yace en medio de sus ríos”, por su crueldad, arrogancia y orgullosa pretensión de ser independiente a Dios, 

“Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice.” (Ezequiel 29:3)

En la figura del dragón escarlata se describe a Satanás como el adversario homicida, sanguinario y cruel; enemigo de la causa de Dios. En su rebelión, arrastró consigo la tercera parte de los ángeles de Dios, persuadiéndoles para rebelarse contra el soberano Creador. Las siete cabezas y diez cuernos nos indican que es la mente maestra en la elaboración del misterio de la iniquidad o nuevo orden mundial. Notemos que es la misma descripción que se da al imperio de la bestia,

“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo…  y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Apocalipsis 13:1,4) 

Luego se indica que la mujer tuvo que huir al desierto donde es sustentada por mil doscientos sesenta días (Apocalipsis 12:6). Esta es una profecia de doble referencia, ya que señala la huída que tuvieron que hacer José y María hacia Egipto para salvar al niño Jesús del edicto de muerte que habia ordenado Herodes,

“Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.” (Mateo 2:13-15)  

Sin embargo, tambien hace referencia a los israelitas que se vuelvan a Dios en la segunda mitad de la septuagésima semana, tendrán que huir de la ira del anticristo hacia el desierto, pero en dirección a Cisjordania, 

“... se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.” (Apocalipsis 12:14) 

Es curioso notar que el tiempo que María estuvo en Egipto hasta la muerte de Herodes fueron 1,260 días o tres años y medio, el mismo tiempo que el remanente creyente de Israel tendrá que refugiarse en el desierto a causa de la abominación desoladora. 

CONTINUARÁ ...