Wednesday, November 27, 2019

El Pacto Palestino: La promesa de la tierra


El Pacto Palestino: La Promesa de la Tierra
(Deuteronomio 30:1-10)

Este es el segundo de los pactos incondicionales y escatológicos que Dios realizό con la naciόn de Israel. Amplifica el aspecto de la tierra que fue detallado en el pacto Abrahámico. De acuerdo a los términos de este pacto, si el pueblo se rehusaba a caminar en obediencia a la ley de Dios, sería desterrado y esparcido por los cuatro ángulos de la tierra. Sin embargo, también se les prometió que el Señor obraría a través de circunstancias naturales y sobrenaturales para hacer volver el corazón de su pueblo a Él y reunirlos al final de los tiempos para traerlos de regreso a la tierra prometida, (Deuteronomio 30:1-10; Nehemías 1:8,9; Mateo 24:31). 
Así como hay bendiciones por la obediencia, (Deuteronomio 28:1-14) también habría consecuencias por la desobediencia, ((Deuteronomio 28:15-68). Estas profecías se han cumplido con exactitud a través de la historia. 

La primera vez que se registra el destierro de la nación fue en el año 720 aC. cuando el imperio asirio, bajo el mando de Salmanasar V y posteriormente con Sargón III, destruyeron el reino del norte y lo dispersaron por diferentes partes de sus territorios, (2 Reyes 18:9-12). 
El reino del norte, cuya capital era Samaria, abarcaba las 10 tribus localizadas al norte de la nación, las cuales se desligaron de las dos tribus del sur (Judá y Benjamín), a raíz del desacuerdo en tiempos del rey Roboam, (1 Reyes 12:1-33). 
Dichas tribus fueron emigrando hacia Europa, como el viento solano, (Oseas 12:1) y muchos estudiosos creen que se les conoció como los “sajones” (Sak Sunni o hijos de Isaac) y que fueron los fundadores de las naciones democráticas occidentales, como Inglaterra, Francia, Alemania, Dinamarca, Estados Unidos, Canadá, entre otras. Se asimilaron con otras culturas y para efecto de los sociólogos, desaparecieron en la historia. Sin embargo, Dios conoce el paradero de cada una y ha prometido reunirlas y traerlas de regreso a su tierra de origen, la que fue prometida en herencia a la nación de Israel, (Ezequiel 20:34-44).  

El segundo destierro que se conoce de la nación, es cuando las dos tribus restantes fueron deportadas a Babilonia, por el rey Nabucodonosor, en el año 587 aC. (2 Reyes 24:1-25:30). La nación tuvo un largo cautiverio de 70 años, durante los cuales desarrollaron una nueva comprensión de Dios y fue curada permanentemente de la idolatría. Cumplidos los 70 años, el Señor obró a través del imperio persa para darles liberación, autorizar el retorno del pueblo judío a su patria y la reconstrucción del segundo templo. Esto se hizo en varias etapas, en tiempos del escriba Esdras, el sumo sacerdote Josué, el líder politico Zorobabel, el maestro de obra Nehemías y los profetas Hageo y Zacarías. Tomó cerca de 49 años, a partir del decreto de Artajerjes a Nehemias y el total restablecimiento de la nación a su patria, (Nehemías 2:1-10; Daniel 9:25).  

El tercer destierro acontecido a la nación fue en el año 70 dC., cuando los ejércitos romanos, bajo el mando del general Tito Vespasiano, sitiaron a Jerusalén por dos años, para luego destruirla hasta los cimientos. Los judíos fueron dispersados por todos lados, emigrando en su mayoría hacia Europa, estableciéndose en Polonia y la península Ibérica (España y Portugal). La presencia judía se extendió hacia América, a través de la colonización (492 dC.), donde muchos llegaron por medio del clero romano, ya que se habían cristianizado para evitar la persecución de la iglesia católica. 

Desde el año 70-1948 dC. los judíos tuvieron una larga diáspora; fueron perseguidos en muchas ocasiones, rechazados, expulsados de muchos países, como si fueran lo peor. Estaban viviendo las consecuencias de la desobediencia anunciadas en Deuteronomio 28:15-68. A pesar de eso, la bendición de Abraham los seguía; donde quiera que iban, prosperaban económicamente, convirtiéndose en grandes empresarios, siendo la envidia de sus detractores. Cabe señalar que las profecías dadas a Ezequiel presentan a la nación durante este tiempo, como un valle de huesos secos a quien Dios le da vida y lo establece como un gran ejército, sin embargo, no contempla su conversión hasta la segunda mitad del período de la tribulación,(Ezequiel 37:1-14). 

A principios del siglo XX, después de la primera guerra mundial (1914) y la disolución del imperio Otomano, la tierra prometida pasó a manos de Inglaterra, dándose así los primeros indicios del retorno de los judíos a su patria. Se creó el movimiento Sionista para tales efectos; fué un proceso legal largo, pero mientras tanto, seguían llegando judíos de todo el mundo, conforme a las profecías. 
Para el año 1939 llegó la segunda guerra mundial, uno de los periodos más funestos de la historia, especialmente para los judíos, quienes fueron llevados a campos de concentración para ser torturados y muertos cruelmente. Cerca de 6 millones murieron en lo que se conoció como el “holocausto nazi” (heb.“Shoá”, catástrofe), sin contar millones adicionales que murieron por diferentes razones. Esa fue la noche oscura que precedió al amanecer del nuevo estado de Israel en el año 1948. Después de esta guerra, Inglaterra acabó muy debilitada militarmente y junto a los Estados Unidos tramitaron la entrega de la tierra prometida (llamada Palestina desde el 135 dC.) a los judíos. Los ingleses entregaron oficialmente el dominio de Palestina el 14 de mayo de 1948; al día siguiente los judíos, liderados por David Ben Gurion, proclamaron el nuevo estado de Israel (15 de mayo de 1948). 
Esto desencadenó la furia del mundo árabe (hijos de Ismael) y se produjeron varias guerras que parecía imposible que Israel ganara, pero la mano sobrenatural de Dios estuvo presente para darles la victoria y hacer cumplir las antiguas promesas a su pueblo. En el año 1968, Israel recupera el dominio de Jerusalén, de forma milagrosa,  en “la guerra de los seis días”. Está victoria reafirmó el dominio de Israel y aunque siguen habiendo conflictos hasta el presente, el pueblo escogido mantiene su hegemonía en la región. 
Sin embargo, esto no será todavía permanente, ya que la profecía anticipa un tiempo de angustia para la nación, (Jeremías 30:7; Daniel 12:1). Este tiempo será en la mitad del período de tribulación, cuando el anticristo rompa el falso pacto con ellos, (Daniel 9:27; Salmo 83; Mateo 24:15-22; Marcos 13:14-20; Apocalipsis 6:1,2).
Este acuerdo engañoso se ha intentado hacer varias veces, pero ha fracasado, porque todavía no es el tiempo. Se han hecho avances parciales a través de los años; a continuación una breve cronología de estos intentos:
  • Acuerdo de paz entre Israel y Egipto, el 17 de septiembre del año 1978; en esta ocasión Israel le devolvió a Egipto la península del Sinaí conquistada desde 1967. 
  • Otro acuerdo significativo fué la Conferencia de Madrid, del 30 de octubre al 3 de noviembre del año 1991; en ésta se acuñó por primera vez el término “paz por territorios”. 
  • El 13 de septiembre de 1993 se dió el primer acuerdo importante derivado de las conversaciones secretas de Oslo. Se firmó en Washington bajo el patrocinio de Bill Clinton; se le llamó la Declaración de Principios y se hizo entre las partes litigantes, Isaac Rabin (Israel) y Yasser Arafat (OLP). Israel concedió autonomía a Gaza y a Jericó a cambio de la paz que nunca llegó. El 25 de febrero de 1994 se estancó el proceso de paz a causa de un colono judío que mató a treinta palestinos en Hebrón. 
  • El 28 de septiembre de 1995 se trabajó el segundo acuerdo para ampliar la autonomía de Cisjordania, entre Rabin y Arafat (Oslo II o Tratado de Taba). Dos meses mas tarde Rabin es asesinado por un radical judío. 
  • El 15 de enero de 1997 el nuevo primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y Yasser Arafat firman el acuerdo para la retirada de Israel de Hebrón.  
  • El 15 de agosto de 2005 Ariel Sharon pone en marcha su plan de desconexión para desmantelar los asentamientos en Gaza. En el 2006 cayó en estado de coma profundo, hasta que murió en el año 2014.
  • En septiembre de 2009, el nuevo presidente Barack Obama y Benjamín Netanyahu deciden reanudar la conversaciones; éstas fracasaron menos de un año después, porque Israel decidió reanudar la construcción de viviendas en Jerusalén este.
  • El 29 de julio de 2013 hubo un nuevo intento de paz en Washington y otra nueva ronda negociadora el 20 de agosto, en Jerusalén, pero 6 días después se paralizaron las negociaciones por la muerte de tres palestinos.  
  • Recientemente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, movió la embajada estadounidense para Jerusalén y reiteró su total apoyo a la nación hebrea. Esto causó mucho descontento en el mundo árabe. 
En el caso del falso pacto entre el anticristo y la nación de Israel, será el primer acontecimiento registrado que tendrá lugar en la tierra después de levantada la Iglesia del Señor, (Apocalipsis 6:1,2). Dios lo llama: “El pacto con la muerte”, (Isaías 28:16-23) y será producto del rechazo de Israel al verdadero Mesías,(Juan 5:43). Será una conspiración global para destruir por completo al pueblo escogido.
Los países árabes, los pueblos europeos, las naciones orientales, con el anticristo como negociador, concretarán con el pueblo judío un pacto que les garantice protección de sus enemigos, título de propiedad de la tierra Palestina, reconstrucción del tercer templo, apoyo financiero y militar, a cambio del total desarme militar del pueblo judío, (Salmo 83). La idea será hacerlos descansar en una falsa paz y seguridad, (1 Tesalonicenses 5:3) y coordinar un ataque masivo liderado por Rusia, Alemania, Irán, Turquía y Etiopía, (Ezequiel 38 y 39). Se describe que Dios peleará de forma sobrenatural contra esa coalición de miles de soldados que intentará aplastar cobardemente a un Israel desarmado, incapaz de defenderse por sí mismo. Quedarán destruidos por la mano directa del Señor sobre los montes de Israel y esto será una gran señal para el pueblo escogido y las demás naciones del mundo. Sabrán que todavía Jehová, el Dios de Israel, está vivo y pelea por su pueblo; muchos se volverán a Él. Esta poderosa intervención divina provocará la ira de las naciones envueltas en el falso pacto. Los países árabes le reclamarán al gobierno del anticristo por el fracaso de la conspiración y lo atacarán en su territorio, provocando una respuesta fulminante que los neutralizará, (Daniel 11:40).
Seguidamente, el anticristo profanará el templo de Dios en Jerusalén y perseguirá cruelmente a los que se le opongan, (Daniel 11:44,45 compare con Mateo 24:15-22). Se proclamará a sí mismo Dios y exigirá la adoración de todos, (2 Tesalonicenses 2:4). Será en medio de esta despiadada persecución que muchos en Israel abrirán sus ojos a la realidad y huirán a los montes, se esconderán en las cuevas de Cisjordania (Daniel 11:41) y clamarán de todo corazón por la salvación del verdadero Mesías; será entonces que se derramará sobre ellos el Espíritu de gracia y de oración, recibiendo la revelación del verdadero Mesías, Jesucristo. En medio de profundo llanto y arrepentimiento, se volverán a Dios (Zacarías 12:10). 
Las Escrituras anticipan que no todos los israelitas lograrán resistir la gran presión del gobierno del anticristo y se entregarán, recibiendo la marca de la bestia, alejándose del Señor para siempre. Jesús lo ilustró en la parábola de las diez vírgenes; éstas no son la Iglesia, sino el remanente sobreviviente de la nación hebrea que clamaran a Dios por la promesa del advenimiento del Mesías. Los que se vuelven al Señor se les llama “vírgenes prudentes” y serán como las damas de honor cuando Jesús regrese con su Iglesia a establecer su reino universal y teocrático, (Mateo 25:1-13, compare con Mateo 8:11,12; Romanos 2:17-29; Apocalipsis 14:9-11).  Hablaremos con más detalle sobre esto en futuras publicaciones. 

   


Monday, November 18, 2019


Importancia del Pacto de Dios con Abraham

Abraham es considerado el padre de las tres religiones predominantes en el mundo: El Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. Sus descendientes son innumerables en la actualidad. Pero no siempre fue así, ya que su esposa, Sara, era estéril.  
Las Sagradas Escrituras registran que Dios le prometió a Abraham un hijo por primera vez en el capitulo 15 de Génesis; allí Abraham decide creerle a Dios "en esperanza contra esperanza", o sea, contra toda posibilidad humana decide creer a la promesa divina. Esto agradó a Dios y se lo contó por justicia, (Romanos 4:18-22). 
Seguidamente se establece un pacto donde Dios se compromete a cumplirlo incondicionalmente, solamente se requería que Abraham le creyera a Dios, (Génesis 15:8-21). Este tipo de pacto donde se partían los animales ofrecidos por la mitad, era común en esos tiempos; se suponía que las personas que pactaban caminaran por el medio de los animales partidos en solemne compromiso de que cumplirían con los acuerdos del pacto. Si una de las personas fallaba en cumplir el acuerdo, se invalidaba el pacto. Sin embargo, en esta ocasión Dios indujo en Abraham un sueño profundo y solamente Él paso por el medio de los animales de la ofrenda. De esta manera estaba indicando que el cumplimiento del pacto recaía solamente sobre Dios y no sobre Abraham. El patriarca solamente tenia que dejarse guiar por Dios.
A la avanzada edad de 75 años Dios lo visita y le reitera la promesa de un hijo, el cual seria el siguiente eslabón en la genealogía del Mesías, (Génesis 18:10-15). Su esposa tenia 65 años para entonces y ya había pasado el período de la menopausia, por lo cual era prácticamente imposible, en términos humanos, que Abraham pudiera tener un hijo de ella. 
Pasados 9 años, su esposa entendió que debían ayudar a Dios en el cumplimiento de la promesa y le pide que procree de su esclava, Agar. Abraham accedió y procreó un hijo al cual le llamaron Ismael, progenitor de las naciones árabes. Desde entonces comenzaron a surgir los conflictos en la familia del patriarca; la vergüenza y la baja autoestima se apoderaron de la vida de Sara, ya que Agar se burlaba de ella por ser estéril, (Génesis 16:4,5). 
Pasaron 14 años y nació Isaac, el hijo de la promesa (Génesis 21:12), pero no pasó mucho tiempo antes de que Ismael se burlara de él y lo menospreciara; esto provocó un gran conflicto donde, muy a pesar de Abraham, Agar y su hijo tuvieron que ser echados del campamento. Dios, en su gran amor y fidelidad se encargó de proteger y cuidar del muchacho y su madre, para que no murieran en el desierto. La mente omnisciente del Señor vio en el futuro de Ismael "un pueblo fiero; su mano contra la de todos y la de todos contra él." (Génesis 16:12); Dios prometió bendecirle por ser descendiente de Abraham, doce príncipes saldrían de sus generaciones y serían una gran nación, (Génesis 17:20).
Ciertamente este ha sido el perfil de las naciones árabes hasta nuestros días. 
Dios nunca le ordenó a Abraham que procreara de su esclava, ese fue un acto de apresuramiento que tuvo Sara; jamás se imagino que Ismael sería el progenitor de naciones enemigas de la descendencia del Mesías hasta el final de los tiempos.
Para que no quedara duda en la mente del patriarca, Dios le repite varias veces que la promesa de la descendencia mesiánica vendría por Isaac, (Genesis 17:19,21; 21:12; 22:2). 
Entender el pacto abrahámico, nos ayuda a entender algunos ángulos del escenario mundial en nuestros días.
El llamado de Abraham se registra en Génesis 12:1-3. Se puede notar que Dios le hace varias promesas: Haría de él una gran nación, lo bendeciría, lo exaltaría para ayudar a otros, lo defendería de quienes procuraran su mal, le haría bien a quienes facilitaran su bienestar y todas las naciones de la Tierra serían benditas en él.  
En Génesis 15 se describe formalmente el pacto de Dios con Abraham. Se hace especial énfasis sobre la promesa de la tierra y su extensión territorial: Desde el río Nilo hasta el río Eufrates. (v.18-21) 
En Génesis 17:9-14, Dios establece el rito de la circuncisión como señal del pacto. Todos los varones de la descendencia de Abraham tenían que ser circuncidados y, por lo tanto, llevaban consigo una marca permanente en su carne, indicando que formaban parte de la bendición física de Dios en el mundo. Cualquier descendiente de Abraham que rechazaba la circuncisión, estaba declarando a sí mismo que no formaba parte del pacto de Dios; esto explica por qué Dios se enojó con Moisés cuando éste no quiso circuncidar a su hijo, (Éxodo 4:24-26).
Dios prepararía un pueblo especial para sí mismo, de la descendencia del patriarca y a través de ese pueblo, Dios bendeciría a todas las naciones.
El pacto abrahámico es básico para entender el concepto del reino de Dios en el mundo. Fijémonos  que Dios nunca le prometió a Abraham que su descendencia, la nación de Israel, serian arrebatados al cielo como Iglesia, ni que serian resucitados con cuerpos glorificados, ni que administrarían un reino espiritual; porque la Iglesia corre en otro plan, aunque compartimos promesas y se desarrolla paralelamente, a partir de su nacimiento, el día de Pentecostés. Israel avanza hacia el cumplimiento de promesas terrenales.

El pacto abrahámico posee unas cualidades especiales: 
1. Es un pacto incondicional- Su cumplimiento descansa sobre el poder y la fidelidad de Dios, sin importar los errores de los hombres.
2. Es un pacto literal en el que se deben entender las promesas literalmente. La tierra que se    promete, se debe entender en una definición normal de la palabra, no es una figura del cielo.
3. También es un pacto eterno. Las promesas que Dios hizo a Israel son eternas.

Contiene tres promesas esenciales dentro del pacto: 
1. La promesa de la tierra (Génesis 12:1)- Dios llamó a Abraham de Ur de los Caldeos a una tierra que él le daría (Génesis 12:1). Esta promesa se reitera en Génesis 13:14-18; sus dimensiones son dadas en Génesis 15:18-21 (descartando cualquier noción de que esto se cumple en el cielo). El aspecto de la tierra en el pacto abrahámico se amplía en Deuteronomio 30:1-10, (Pacto Palestino). 
2. La promesa de la descendencia (Génesis 12:2)- Dios le prometió a Abraham que haría de él una gran nación. Siendo Abraham de 75 años de edad y sin hijos, ya que su esposa era estéril, se le prometió muchos descendientes (Génesis 12:4). Esta promesa se amplía en Génesis 17:6, donde Dios prometió que naciones y reyes saldrían del anciano patriarca. Esta promesa se expandió en el pacto davídico (2 Samuel 7:12-16).
3. La promesa de la bendición y la redención (Génesis 12:3). Dios prometió bendecir a Abraham y a las familias de la tierra a través de él. Esta promesa se amplía en el Nuevo Pacto (Jeremías 31:31-34; cf. Hebreos 8:6-13) y tiene que ver con la bendición espiritual y la redención de Israel. Jeremías 31:34 anticipa el perdón por los pecados. La naturaleza eterna e incondicional del pacto se ve en que el pacto fue reafirmado a Isaac (Génesis 21:12; 26:3-4). Las promesas dichas en tiempo futuro, tales como "te bendeciré", sugieren nuevamente el aspecto incondicional del pacto. Luego, el pacto se le confirmó a Jacob (Génesis 28:14-15). Es de destacar que Dios reafirmó estas promesas en medio de los pecados de los patriarcas, hecho que pone aún más de relieve el carácter incondicional del pacto abrahámico.
Las promesas de Dios a Abraham se han cumplido literalmente a través de la historia. En el aspecto personal lo bendijo, le hizo prosperar en todas las empresas que se propuso realizar, tuvo el respeto y el apoyo de reyes, entre ellos el famoso rey Hamurabbi.
En cuanto a la descendencia, fue el progenitor de la gran nación de Israel y la cuna del Mesías Jesucristo, la simiente de Abraham, (Gálatas 3:16), en quien son benditas todas las naciones de la tierra.
Sobre la promesa de la tierra, Israel la poseyó en su totalidad durante el tiempo de Josué (Josué 21:43) y durante el reinado de Salomón (2 Crónicas 9:25-28), pero a causa de la desobediencia, no la retuvieron permanentemente. Queda un cumplimiento futuro donde Israel poseerá su tierra para siempre, bajo el reinado eterno del Mesías, (Ezequiel 20:33-37; 36:1-37:28; 40-42).
Las profecías bíblicas anticipan un tiempo donde la nación de Israel se arrepentirá y recibirá el perdón de Dios, (Zacarías 12:10-14); aceptará a Jesús como su Salvador y Mesías. Será perdonada y restaurada (Romanos 11:25-27).
El pacto abrahámico encuentra su cumplimiento definitivo con el retorno del Mesías para rescatar y bendecir a su pueblo Israel. Es a través de la nación de Israel que Dios prometió bendecir a las naciones del mundo, (Genesis 12:1-3).








Friday, November 8, 2019


Cada minuto cuenta...

La escatología es la rama de la teología que estudia las profecías concernientes al futuro de la humanidad, de la Iglesia de Jesucristo y de la nación de Israel, el pueblo escogido. Desde el principio de la historia, las personas han sentido la necesidad de conocer sobre su porvenir y Dios siempre ha tenido su voz profética para estos fines. Las Sagradas Escrituras mencionan a los hijos de Isacar, de entre las doce tribus de Israel, como "entendidos en los tiempos y que sabían lo que Israel debía hacer", (1 Crónicas 12:32).

Este es un tema de vital importancia para todos los creyentes; ha sido muy abusado y malentendido, debido a interpretaciones personales que no armonizan con la totalidad de las enseñanzas de la palabra de Dios. Recordemos que uno de los axiomas más relevantes de la Biblia es que se interpreta a sí misma, lo que un pasaje no deja claro, se esclarece en otras partes de la revelación.

Se utilizará la postura dispensacionalista, con el método de interpretación gramático, histórico, literal, porque es el más seguro; fue usado por los precursores de la Iglesia y el propio Jesus. Oramos al Señor que Ilumine nuestro entendimiento, para entender sus transformadoras enseñanzas y aplicarlas a nuestras vidas siempre,
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta." (Hebreos 4:12,13)

Cada día vemos el cumplimiento fiel de antiguas profecías sopladas por el Espiritu Santo en el entendimiento de los profetas del Señor, incluso personas que no estaban bien delante de Dios fueron utilizadas para profetizar en unos momentos específicos, para un grupo en particular, como fue el caso de Balaam (Números 22-24), Saul (1 Samuel 12-15), el profeta desobediente (1 Reyes 13), Jonás (Jonas I-2).

Sin embargo, tenemos que preguntarnos ¿Cual fue la primera profecía mesiánica pronunciada en la Biblia? Uno de los errores mas comunes en los intérpretes de la profecía es intentar entender sus enseñanzas como elementos aislados, sin tomar en consideración que las Sagradas Escrituras es como un organismo viviente, se interconectan unas con otras. Para entender el presente y el futuro hay que ir al pasado, porque las cosas no surgen de la nada, todo tiene un origen y una razón de ser. La esperanza mesiánica de redención está en el corazón de la Humanidad desde el mismo momento de su caída en el huerto de Edén. Al momento de consumarse el pecado que destituyό a la raza humana de su posición única y privilegiada ante Dios, la pareja huye y se esconde de Dios; buscaron hojas de higuera para cubrirse. Esto fué un intento inútil de querer reparar el daño causado a ellos mismos y a toda la raza. El Creador, en su gran amor, los confronta y en su sentencia a Satanás, pronuncia la primera profecía sobre la redención que se registra en las Escrituras:
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar." (Génesis 3:15) Dios determinó que de la descendencia de misma mujer que Satanás enganό se levantaría un Escogido, que lo derrotaría y le devolvería a la raza humana su posición delante del Creador,
"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (Hebreos 2:14,15).

A partir de ese momento, el enemigo supo que su tiempo estaba contado, sin embargo se propuso dar la batalla hasta las últimas consecuencias, no sin quedar derrotado y avergonzado una y otra vez a través de la historia. A pesar de que en la óptica del mundo natural, Satanás ha hecho mucho daño irremediable y parecería como que ha arrastrado mas gente a la perdición de lo que Dios ha logrado salvar, en la visión verdadera de Dios, se ha logrado establecer los propósitos eternos del Creador.

Ninguna persona que se encuentre en la condenación puede alzar su dedo acusador ante Dios para reclamarle, porque no se le dió oportunidad. Nadie se condena sin haber conocimiento del pecado y el rechazo voluntario consistente a la voluntad de Dios.(Lucas 16:19-31;Juan 15:22-24) Aun los que murieron sin haber oído de Dios, tanto en las épocas antes de Cristo, como después, tendrán la oportunidad de salvarse por medio del testimonio de su conciencia, (Romanos 2:14-16). De manera que no hay excusa, el Señor siempre ha tenido su voz profética activa a través de las generaciones, para hacer conocer al mundo el verdadero camino, incluso en las épocas donde parece que El se callaba.
Satanás entendió que la única manera de parar el plan de Dios era evitando que el Mesías naciera. Por eso vemos su mano insidiosa operando en diferentes momentos de la historia bíblica. Algunos de estos momentos fueron: 1. La corrupción del linaje mesiánico en tiempos de Noé- Las Escrituras nos relatan que en los días de Enós los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová, (Génesis 4:26). A estas personas y a su descendencia se les llamó: "El linaje de los hijos de Dios o linaje piadoso". Enós era nieto de Set, el hijo que Dios le concedió a Adán después de la muerte de Abel. A la descendencia de Cain, el envidioso homicida, se le llamó: "Las hijas de los hombres, o linaje impío." No quiere decir que todos los del primer grupo eran hombres, ni todas las que pertenecían al segundo grupo eran mujeres, sino que había de ambos sexos en los dos grupos; se utiliza el término femenino para el segundo grupo por ser el elemento de seducción. En los días de Noé, la maldad había crecido tanto, que se estaban mezclando los descendientes de ambos grupos en yugo desigual y existía el peligro de diluirse y perderse la descendencia de la cual nacería el Mesías Jesucristo. Los efectos de la guerra espiritual entre la luz y las tinieblas se pueden notar muchas veces en los eventos mundiales; muchas personas lo ven como algo normal, producto de la conducta impropia de las personas, pero pierden de vista el poder espiritual que incita a estas situaciones. 2. La matanza de los niños en Egipto- El pueblo de Israel estuvo cautivo por 400 años en la tierra de Egipto, desde el año 1,900-1,500 aC. aproximadamente. El Faraón que tomó el control del gobierno, era de otro grupo étnico al Faraón que favoreció a los hebreos en tiempos de José; por lo tanto no había sido testigo del favor y la misericordia que Dios tuvo para Jacob y su familia. Debido al rápido crecimiento y la abundancia que experimentaron los hebreos en la fértil tierra de Gosén, el Faraón se sintió amenazado y pensó que si seguían a ese ritmo, podían conspirar contra su gobierno y decide imponerles duras cargas que les condujeron a la esclavitud, (Éxodo 1). Para el nacimiento de Moisés (Éxodo 2), el Faraón de turno (Ramses II) ordena la matanza de todos los niños varones hebreos que nacieran. Estaba en peligro el nacimiento del hombre que Dios usaría para libertar al pueblo escogido de la esclavitud de Egipto y conducirlos a la tierra prometida. Mas adelante y como efecto de su labor, la próxima generación liderada por Josué, la conquistaría y se establecerían como la gran nación donde nacería el Mesías Jesucristo. Satanás no es omnisciente, pero es un gran estratega y percibe cuando Dios esta obrando cosas trascendentales que benefician el adelanto de su reino. Dios obró de manera sobrenatural para la preservación de este niño y lo condujo a través de su vida para que cumpliera con su encomienda. 3. La masacre de los niños en Belén- Aquí tenemos otro ejemplo de la obra de Satanás a través de un rey insolente, necio y prepotente llamado Herodes el Grande,(Mateo 2). Cuando los magos de oriente llegaron a Jerusalén preguntando por el rey de los judíos que había nacido, Herodes sintió terror al pensar que su reino estaba en peligro y sus descendientes no podrían heredarlo. Le pidió a los magos que si lo encontraban le dijeran su ubicación con la falsa excusa de ir a adorarlo. Los magos, guiados por la estrella, llegaron al lugar donde residía Jesús con su madre; allí le entregaron los presentes, lo adoraron y se quedaron esa noche con ellos. Mientras dormían, fueron advertidos por un ángel en sueños que no volvieran donde Herodes y así lo hicieron. El gobernante se sintió burlado y se lleno de ira, mandando a matar a todos los niños menores de dos años con la intención de matar a Jesús. Nuevamente se ve la mano providencial de Dios haciendo camino para evitar la muerte del Escogido, Jesús el Hijo de Dios. Estos son solamente tres ejemplos, de los muchos que hay, donde se revela la lucha espiritual que se ha librado en el campo espiritual por nosotros. En todas, la victoria ha sido de Dios y siempre lo será; por eso podemos descansar en su Palabra y en sus promesas, sabiendo que todo lo que Él ha hablado a nuestras vidas vendrá a un pleno cumplimiento, si mantenemos firme y sin fluctuar nuestra confianza en El, "Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones..." (Deuteronomio 7:9)