Monday, May 9, 2022



UN NUEVO AMANECER PARA LA HUMANIDAD: Estructura política del reino teocrático del Mesías (Parte 2)

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años…” (Apocalipsis 20:4)

El capítulo veinte de Apocalipsis abre con la descripción del establecimiento de la estructura política del Reino. En la publicación anterior pudimos apreciar que la Iglesia presidirá en juicio juntamente con el Mesías,
“He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…” (Isaías 32:1)     

“... con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” (Apocalipsis 5:9,10)   

Aquí se hace mención de los decapitados que fueron muertos por el testimonio de Jesús por no recibir la marca de la bestia; este es el grupo que se integrará después del arrebatamiento, a través del martirio. Estos serán los que por su descuido espiritual no pudieron ser trasladados, pero una vez se vean inmersos en el período, recapacitarán sobre el grave error que cometieron y tomarán la decisión de dar la vida antes que marcarse. Serán recibidos por el Señor y Dios los integrará a su Iglesia con todos los beneficios y privilegios de los que se irán en el arrebatamiento, 
“Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” (Apocalipsis 7:14,15)

La constitución del reino estará regida por la Palabra de Dios; siempre lo ha sido, pero aquí se establecerá de manera compulsoria para todos los habitantes del planeta y se velará cuidadosamente por su cumplimiento cabal; no se tolerará la maldad o la rebelión en forma o manera alguna, porque será un reino justo, pero con vara de hierro,
“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.” (Apocalipsis 19:15)

La nación de Israel será exaltada como cabeza de naciones y la capital eterna del reino de Dios; todos los pueblos tendrán que mirar hacia el Monte de Sion, porque de alli saldrá la ley, el consejo y la enseñanza para todos los pueblos, 
“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” (Isaías 2:2,3)

Recordemos que los creyentes de la época precristiana serán resucitados, pero heredarán el reino de Dios como súbditos, recibirán cuerpos naturales transformados; asimismo los sobrevivientes del período de la tribulación. Esto les permitirá tener una vida como la actual, pero con las condiciones ideales para tener un nivel existencial muy productivo y fructífero. La longevidad será ilimitada, seguirán casándose, procreando, criando familias, multiplicándose y trabajando para el bien común,     
“... porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.” (Isaías 65:22,23)

El rey David en persona será establecido como regente sobre la nación perpetuamente y príncipe ministrador en las labores del templo de Dios,  
“Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre.” (Ezequiel 37:24-28)

“Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada. Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada. En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí para comer pan delante de Jehová; por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino saldrá.” (Ezquiel 44:1-3) 

Algunos intérpretes entienden que no será David mismo, sino Jesús como      descendiente genealógico y el que representaría la corona de David, a quien Dios le prometió que sería perpetua. Sin embargo, notemos que Jesús no será príncipe sino el Rey del gobierno teocrático, tampoco estaría oficiando en las labores del templo para un culto hacia él mismo. Sobre esto estaremos escribiendo con más detalles en las próximas publicaciones. 

Cada país, pueblo o nación tendrá sus príncipes, los que tendrán la encomienda de administrar todo asunto dentro de su jurisdicción. Dentro del equipo de cada uno habrá sacerdotes y maestros de la Palabra de Dios que se encargarán de enseñar a todas las personas el camino de la voluntad del Señor. Todos estos a su vez rendirán cuentas al Mesías Jesucristo como Rey soberano del reino eterno de Dios,
“He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…” (Isaías 32:1)     

Se describe la abundancia de justicia, paz y prosperidad como un gran alivio después de tantas dificultades a manos de numerosos gobiernos corruptos y abusadores a través de la historia,
“Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el  turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente. El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.” (Isaías 32:2-5) 

El avance en la tecnología y la ciencia será extremadamente mayor que ahora y se usará con los propósitos correctos. En la actualidad, todos los descubrimientos científicos se han hecho a partir de leyes universales creadas por Dios desde la eternidad. Algunos descubrimientos se han utilizado de manera provechosa, pero otros, lamentablemente se han usado para destrucción y miseria. El problema no está en el avance científico, sino en el uso que se le da. La humanidad solamente ha logrado descubrir una ínfima parte de lo que el Señor tiene a su disposición,
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1 Corintios 2:9) 

“Los ojos de Jehová velan por la ciencia; mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.” (Proverbios 22:12) 

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” (1 Corintios 13:12) 

“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.” (Deuteronomio 29:29)    


CONTINUARÁ…