UN NUEVO AMANECER PARA LA HUMANIDAD: EL REINO TEOCRÁTICO DEL MESÍAS JESUCRISTO (Parte 1)
En esta ocasión estaremos considerando los pasajes que nos hablan del establecimiento del reinado eterno de Dios sobre este mundo. Es un tiempo único, sin paralelos en la historia; será el cumplimiento de la profecía dada a Daniel sobre el reino que vendrá desde el cielo e impactará los gobiernos humanos y se establecerá eternamente para la gloria de Dios y bendición de la humanidad,
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…” (Daniel 2:44)
Algunos intérpretes hacen distinción entre el milenio o los primeros mil años del reinado del Mesías y la eternidad con los nuevos cielos y nueva tierra. Ciertamente todo es parte del reino eterno de Dios, sin embargo, los primeros mil años serán de prueba para acabar de desarraigar el pecado y la rebelion del corazón de la humanidad.
Una vez que Jesús establezca su reino tomará un tiempo limpiar y restaurar la tierra de los desastres del período de la tribulación y reciclar las armas de guerra para convertirlas en instrumentos para arar la tierra,
“Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Isaías 2:4)
“Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” (Miqueas 4:3,4)
Comenzará la verdadera prosperidad para todo el mundo; el clima del planeta será totalmente restaurado a la normalidad, de modo que no habrá excesos de frío, ni calor en ninguna parte del planeta. La vegetación florecerá con mucha fuerza, las aguas potables serán libres de toda contaminacion y habrá abundancia para alimentar a todas las personas,
“Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas. Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba. Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas…” (Isaías 30:23-25)
“Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.” (Salmo 72:16)
“Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa… aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.” (Isaías 35:1,6,7)
Tendrá lugar las cenas de las bodas del Cordero, donde Cristo y su Iglesia agasajarán a todos los pueblos con un gran banquete que se establecerá en Jerusalén y estará surtido con lo mejor de las cosechas, con toda clase de alimentos suculentos y saludables. La cubierta del engaño que envuelve a los pueblos quedará destruida y la ceguera espiritual será removida; las personas podrán entender con toda claridad la perfecta justicia de Dios,
“Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.” (Isaías 25:6-8)
Todas las naciones subiran cada año a Jerusalén para rendir honor y adoración al gran Rey, Jehová de los ejércitos. Junto con la nación de Israel celebrarán la fiesta de los tabernáculos, la que nos hace recordar nuestra fragilidad humana y nuestra total dependencia del Señor,
“Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.” (Zacarías 14:16)
Se restaurará el verdadero sentido de la vida, los habitantes de las naciones aprenderán justicia. El temperamento de los animales salvajes será cambiado, asimismo su deseo por los alimentos; se convertirán en vegetarianos. La tierra será llena del conocimiento de Jehová,
“Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.” (Isaías 11:5-9)
“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.” (Isaías 9:7)
El dinero ya no será necesario, se trabajará por el bien común y nadie tendrá necesidad de cosa alguna; la abundancia será para todos. No habrá lugar para la vanagloria de tener mejores cosas que otros, sino que todos honraran al Señor como la fuente de todo bien,
“Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” (Miqueas 4:4)
“En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.” (Zacarías 3:10)
El reino será administrado por el propio Mesías Jesucristo y su Iglesia; la justicia florecerá hasta los más remotos confines del planeta,
“He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente. El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido...” (Isaías 32:1-5)
Continuará la reproducción entre los sobrevivientes de las naciones que acepten el señorío de Jesús sobre sus vidas y entren a disfrutar de las bendiciones del reino de Dios. Recordemos que tendrán cuerpos naturales y seguirán naciendo hijos en todas las regiones del mundo,
“Y echaréis sobre ella suertes por heredad para vosotros, y para los extranjeros que moran entre vosotros, que entre vosotros han engendrado hijos; y los tendréis como naturales entre los hijos de Israel; echarán suertes con vosotros para tener heredad entre las tribus de Israel.” (Ezequiel 47:22)
“No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos.” (Isaías 65:23)
Es maravilloso saber el destino de los que esperan y confían en el Señor Jesucristo. Muchos lo verán como quimeras o ilusión religiosa, pero cada palabra que ha salido de la boca de Dios tendrá su fiel cumplimiento en su debido momento. Lo ha demostrado a través de la historia y lo seguirá haciendo,
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.” (Hebreos 10:35-38)
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35)
CONTINUARÁ…